viernes, 4 de marzo de 2011

pasos para elegir a un congresista

“¿Que qué hace un diputado federal? La verdad no tengo ni idea, pero vote por mí y se lo cuento...” Ese fue el eslogan de campaña de Francisco Everardo Oliveira Silva, el popular payaso ‘Titirica’, elegido diputado en las pasadas elecciones de 2010 en Brasil con el récord de 1’253.820 sufragios, el más votado de todos los que aspiraban a un escaño.

La honestidad publicitaria de Oliveira podría o no haber surtido efecto en el Perú —desde que Susy Díaz se pintó un guarismo asociado a la mala suerte en el rabo lo creo todo—, donde estamos acostumbrados a que los candidatos al Congreso nos hagan manidas promesas ofreciéndonos ‘Trabajo’, ‘Progreso’ y ‘Educación’ (la mayoría de las veces sin tener idea clara de cómo lo van a lograr). Verdad de Perogrullo es que el congresista peruano de hoy es un oportunista que una vez instalado en su respectiva curul piensa en “Por Dios y por la plata” como revelase al momento de juramentar el desafortunado Gerardo Cruz en un arranque de sinceridad.     

En los comicios generales, la atención electoral se posa en los candidatos a la primera magistratura, no en los candidatos al Congreso (situación similar ocurre en los comicios municipales donde los candidatos a la alcaldía opacan a los candidatos a la presidencia regional). Esto ocasiona que muchas veces votemos sin pensar o por gregarismo, eligiendo a las opciones menos idóneas y dejando de lado a otras que quizá estaban mejor preparadas para asumir el cargo.

Según la opinión pública —hablan las encuestas— la función y labor del Poder Legislativo en los últimos años ha sido deplorable, de ahí que un columnista agudo como Andrés Bedoya lo tildase de ser un ‘pozo séptico’. Para limpiarle la imagen se han elevado diversas propuestas como la elección de los parlamentarios cada dos años o someterlos a un proceso de vacancia, acciones que por supuesto originarían un gasto innecesario en el erario público. 

Para evitar estos fiascos o chascos repetitivos, los partidos políticos deberían esmerarse por seleccionar mejores exponentes en sus listas parlamentarias. No favorecer a quienes tienen ‘rabo de paja’ o a quienes tienen poder para comprar un número preferencial. Existe una medida que se conoce como Meritocracia, es decir el gobierno en manos de las personas que tienen más méritos morales, intelectuales y formativos para ocupar un cargo estatal. Justamente es en este punto donde debería aparecer el Jurado Nacional de Elecciones para discernir y depurar a aquellos candidatos que no posean los requisitos suficientes para postular al Congreso. En pocas palabras, propondría cambiar ese artículo de la Constitución que dice que basta tener veinticinco años y ser peruano de nacimiento para ser elegido parlamentario, yo le agregaría una maestría en Gobernabilidad porque al fin y al cabo esa va a ser su función al asumir el cargo. Si cuando las empresas cuando requieren personal para ocupar altos puestos exigen maestrías y especializaciones, ¿por qué los peruanos no exigimos lo mismo para quienes nos van a representar durante cinco años? Ser congresista no es poca cosa y por ende se debe ser más selectivo para designar candidatos.

¿Son suficientes estos requisitos? Claro que no. Falta el más importante: transparencia y una conducta pública intachable. Los postulantes deben ser personajes notables, prohombres de reconocida trayectoria en el campo en que se desenvuelven. No debe pesar sobre ellos juicios, acusaciones por corrupción o de abuso de funciones. Deben ser personas honorables, de una probidad comprobada y leales a sus principios. Aunque cueste creerlo, siempre en cada elección habrán candidatos que postulan con las ‘manos limpias’ y que gracias a sus obras y su proyección a la comunidad, se ganan el cariño y el respeto de sus coterráneos. No son tan difíciles de ubicar, sólo hay que tomarse el trabajo de buscarlos.

Otro requisito a tomar en cuenta es analizar sus propuestas de trabajo. ¿Qué es lo que se propone conseguir en estos cinco años por su región y por el país en general? Tenemos casos de parlamentarios que obtienen para su terruño importantes obras de comunicación, servicios, irrigación, comercio, etc. Si usted es de los que desea elegir buenos representantes este 10 de abril en vez de a ‘comechados’ y filibusteros que se amparan en la inmunidad parlamentaria para liberarse de juicios y continuar sus corruptelas, siga estas indicaciones:

UNO Infórmese sobre su trayectoria. Verifique si cuenta con título universitario o mejor aún, con Maestría en Gobernabilidad o Ciencias Políticas. Procure que no pese sobre su reputación escándalos por enriquecimiento ilícito, apoyo al narcotráfico, abuso de autoridad, etc.
DOS Interésese en sus propuestas. Todo candidato serio y moderno debe contar con una plataforma web para darse a conocer y comunicar cuáles son sus planes y metas de llegar a ser parlamentario (si no lo tiene, desconfíe). Analice en qué medida sus propuestas son viables o no.  
TRES Si piensa reelegir a un congresista, tómese la molestia de enterarse cuál ha sido su performance legislativa en los pasados cinco años, cuántos decretos ley propuso y cuántos realmente fueron relevantes para el desarrollo del país. Sepa qué hizo de positivo por la región que lo puso en el cargo. Desconfíe de los transfugas. Si no fueron leales con los partidos que los lanzaron, tampoco lo serán con los votantes que lo eligieron.    

Elegir un Congreso decente y proactivo no debe ser una utopía. Informarse un poco es demostrar que tu país y tu región te importan. A eso le llaman ‘votar a conciencia’. 

Idea del Afiche: Alfieri Díaz 
Diseñado por: Paiper Piarazamán.

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