viernes, 23 de marzo de 2012

alfi cumple seis años

I. Alfi en el Umbral 
de la Segunda Edad


Esta debe ser la tercera o cuarta vez que escribo sobre Alfi, mi primogénito, en este blog. Hoy cumple seis años o el inicio de una segunda edad difícil o de cambios. Su edad primera comprende el paso de bebé a infante, la etapa en que balbuceaba algunas ideas con claridad, se independizó del pañal —pasados los dos años— y era capaz de entretenerse con cierta autonomía. Su segunda edad comprendería la transición de infante a niño propiamente dicho, dejar de ser estudiante de kindergarten y pasar a la escuela primaria.

Cumplir seis años también le resultan complicados por otro detalle, hace trece días —el pasado 10 de marzo— nació Claudio, su hermana, una experiencia dura para quien por largo tiempo fue el único príncipe de la casa, ahora obligado sí o sí a compartir su feudo con un ‘invasor’. El acaparador absoluto de la atención de sus padres —sobre todo de su madre— ahora debe resignarse a una disminución considerable de atención, ya que un recién nacido exige la dedicación de su progenitora casi a tiempo exclusivo.     

Una etapa difícil para Alfi de la cual, espero, saldrá más maduro y fortalecido como individuo. Seguro le tomarán varias semanas lidiar con los celos comprensibles que todavía le atormentan, además si consideramos que la estupidez la lleva en la sangre; su tío Gonzalo —narcisista por naturaleza— se quedó mudo luego de mi nacimiento y hasta ahora arrastra un problema de tartamudez, yo mismo le reclamé a mi madre: “¡por esa muchacha es que me abandonaste!”, cuando nació mi hermana.

Tengo la fortuna de tener un hijo despierto e inteligente, histriónico y extrovertido, fácil de querer por medio mundo. Cuando Alfi comparta más tiempo con Claudio, legándole sus juguetes, sus aficiones, sus revistas porno, y seguro será su consejero en sus cuitas adolescentes, entonces comprenderá que su hermano será más de su propiedad que de sus propios padres.

 
II. Pequeña instantánea de Alfi

La semana pasada, la profesora de Alfi le pidió a sus alumnos que ‘redacten’ una mini-biografía, encargo que por supuesto recayó en sus padres. Yo le dedique el siguiente autorrelato.

Mi nombre es Alfieri Díaz Paz y esta es mi vida... Nací en un jueves sin aguacero, un 23 de marzo de 2006 a las 7:02 de la mañana en la clínica Virgen del Pilar, hoy clausurada por problemas con la Sunat. Mi mamá se llama Claudia y mi papá Alfieri como yo, ambos le debemos el nombre al papá de mi abuela, es decir a mi bisabuelo. En su época habían poquísimos Alfieris en Trujillo... hoy también. A diferencia de mi hermanito Claudio, quien acaba de nacer con bastante pelo, yo nací pelado y los dientes me salieron a los cuatro meses. A los siete meses comencé a gatear y a pasearme a toda velocidad en un andador amarillo. A los once meses ¡caminé!, todo un récord en mi familia, según mis padres porque poseo un espíritu temerario, imprudente y una pasión por la calle y los espacios abiertos —soy bastante callejero—. No soy hiperactivo pero tampoco me gusta quedarme quieto. A los catorce meses balbuceé mi primera palabra, “¡papá!”, aunque a mi mamá le fastidia reconocerlo. En mi vocabulario primigenio ‘tití’ significaba carro y ‘pipo’ buses y camiones. Como mis abuelos me llamaban ‘Alfierito’ o ‘Alfiericito’ de bebito, cuando alguien me preguntaba mi nombre, yo respondía que me llamaba ‘Pito’, por lo que hasta hoy mis padres me llaman así —además de “¡Ven, huev...!”, “¡Obedece, caraj...!" y otras interjecciones del mismo calibre—. Apenas cumplí el año, por presión de mi madre me matricularon en el Jardín San José, experiencia que me hizo más sociable de lo que soy. Tres años después, la paranoia de mi padre hizo que me cambiara a otro colegio, al San Gerardo, considerando que el otro plantel no brindaba una forma adecuada de evacuación. En ese colegio, ubicado en Santa Inés, acabé la Inicial y conocí no el amor —según papá estoy muy pipiolo para esa cojudez— pero sí la ilusión a través de los ojos chinitos de Ana Paula, una compañerita que prefería hacerle ojitos a Benjamín, otro compañerito más alto y más fornido que yo (que soy una joyita para comer alimentos nutritivos). Hace unas semanas empecé la Primaria en el colegio Talentos de donde mis progenitores esperan no salga muy ‘lento’. Mis aficiones son el Tae Kwon-Do —ya soy cinturón verde y según mi instructor, el profesor Benítez de la Berendson, tengo buen patada—, los juegos en internet —Social Empires, Club Penguin—, los dibujos animados —Ben 10, Star Wars: El ataque de los clones, Scooby-Doo—, jugar con legos y Bey Blade y salir a la calle a jugar fútbol o montar skateboard. Según mi papá soy hincha de Alianza Lima, según mi abuelo Memo, de la U, para contentarlos a ambos digo que soy hincha de los dos. Hace unos días nació Claudio, mi hermanito menor a quien yo llamo el ‘Chiquitín’. Con su presencia, por fin mi familia está completa.


III. Anecdotario de Alfi

Todos los hijos nos regalan en sus primeros años un sinnúmero de vivencias y anécdotas, pequeñas cosas que se quedan impregnadas en nuestra memoria. Aquí una selección de las principales ocurrencias de Alfi en su primera etapa.  

“Papá, a dónde se van los ojos cuando los cerramos” (mi hijo me sorprende a los cuatro años con esta pregunta aparentemente absurda pero hasta cierto punto filosófica. Lo más curioso es que no encuentro todavía una respuesta satisfactoria).

“¡Abuelaaa! Ya sácame que tengo el poto helado!” (a los tres años, bañándose en la tina de mi mamá y el agua ya se había enfriado). 

“¡Quiero correr! ¡Agárrenme que me voy!” (a los tres años, al momento de sacarle los puntos de su pipí tras su circuncisión. Decía por el nylon que le habían salido ‘espinas’ en la ‘parte íntima’ —palabras que él utiliza para referirse a sus genitales, me imagino aprendidas en su jardín de monjas—. Más dramático fueron los momentos previos a la cortada de prepucio, cuando dijo: “Mamá, ¿qué me pasa?” y comenzó a desvanecerse por efectos de la anestesia). 

En el primer año de Alfi en el San Gerardo, Hugo, mi vecino, era el encargado de llevarlo y traerlo del colegio. Una tarde Hugo se distrae y casi embiste a un taxi cargado de pasajeros. El taxista, enervado, comenzó a replicarle con dureza y Hugo, avergonzado, soportó el berrinche en silencio. Alfieri, quien iba sentado en el asiento del copiloto, no soportó más los improperios y asomándose por la ventana del conductor lanzó una grosera y contundente: “¡Cállate, mierda!” que dejó al taxista sin palabras ante la intervención del mozuelo. Una vez que el taxi salió de la escena, Alfi, con cara de haber hecho una buena acción, dijo: “¿Viste, Hugo? ¡Ya te defendí!”

“¡Fue la Virgen!” (a los tres años, Alfi se lanza una flatulencia hedionda y ante mi pregunta de quien fue el pedorro, señaló un cuadro de la Virgen que cuelga en su dormitorio, demostrando como su padre un precoz espíritu sacrílego). 

En una oportunidad, mi madre le prohíbe a su nieto que salte sobre los muebles de su sala. “¿Ves lo que hay en el techo? —dice la abuela, señalándole los dicroicos—, esos son ojos que te miran y me cuentan si estás brincando o no”. La abuela se retira y Alfi, haciendo caso omiso de la advertencia, vuelve a la misma jarana, no cuenta que casi de inmediato mi madre iba a retornar rumbo a la cocina por un vaso con agua. Sorprendido in fraganti, el mozo responde mirando al techo: “¡Rayos, era cierto! ¡Malditos ojos!”      

“Papi, yo no quiero un colegio donde queran que me quede quieto” (a los cinco años, luego que mi querido San José Obrero rechazara su ingreso por considerarlo muy inquieto... Veamos qué quejas me trae ahora que está matriculado en el Talentos).

“¡Abuelooo... ya me limpio el poto yo solo! ¿Ya me puedo casar?” (a los cinco años, sentado en el guáter de la casa de mis suegros. Alfi —ilusionado por Ana Paula— repetía una y otra vez que se quería matrimoniar con ella, por lo que su abuelo Memo le dijo que primero aprendiera a limpiarse bien el poto y luego pensara en casarse). 

1 comentarios:

Necia dijo...

ta leeeendo el enano!!!!

ya me dieron ganas de conocerlo... si voy por trujillo city, ¿me dejas conocerlo? anda, no seas cobarde, di que siiiiiiiiiii!!!!