
¿Cuál es
el impacto de los premios Oscar en la sociedad y en la percepción de temas
sociales a nivel global?
Pienso,
particularmente, que las premiaciones de este tipo han perdido relevancia en
los últimos tiempos. En el Perú, por ejemplo, hace años que ningún canal
televisivo transmite la ceremonia y los interesados lo siguen a través del
cable. Supongo que en otros países también ha disminuido el interés. Gracias a
la buena audiencia global que antes captaba, hubo algunas manifestaciones de
rebeldía social muy recordadas como la de una representante indígena que habló
de la problemática de su pueblo al recibir el premio de mejor actor a nombre de
Marlon Brando, o Michael Moore al recibir el galardón a mejor documental,
mostró su disconformidad contra la invasión de Estados Unidos a Irak por parte
del régimen de George W. Bush y tuvieron que cortar su perorata en vivo.
¿Qué
películas premiadas por el Oscar destacaría por contener un mensaje relevante?
Toda
película conlleva siempre un mensaje. Lo de su ‘relevancia’ es muy relativo y
subjetivo. Entendiendo que por relevante hace referencia a producciones
enfocadas en una problemática social, en cada edición la Academia premia
documentales que abordan temas como la ecología, la intolerancia, el racismo,
etc. Lamentablemente, son pocos los espectadores interesados en visionar este
tipo de producciones.
¿Qué
mensajes o reflexiones importantes se pueden encontrar en las películas
nominadas este año y cómo cree que conectan con los desafíos actuales de la
humanidad?
Es muy difícil
tener acceso a varias películas nominadas en esta parte del año. Las que se han
estrenado en la cartelera comercial han sido la segunda parte de Duna y La
Sustancia. Como falta algunos meses para verlas en plataformas streaming, a
través de plataformas piratas he podido ver Anora, Nickel Boys y Wicked,
y de las nominadas a mejor película internacional, Flow, La semilla
del fruto sagrado y La chica de la aguja.
¿Puede
brindarnos un mensaje de las películas que menciona?
Anora es una
versión retorcida y amoral de La Cenicienta que, comparada a Pretty
Woman, lo deja como un cuento de hadas de Disney. Wicked repite la
misma fórmula de Maléfica, donde héroes y villanos invierten sus
papeles, en este caso la Bruja del Oeste de El Mago de Oz. Nickel
Boys es la que se ajusta más a una temática social, se basa en hechos
reales y denuncia los abusos de unos adolescentes de raza negra en un
reformatorio en la década de 1960.
¿Y de
las nominadas a mejor película internacional?
Flow es una
película de animación donde en un mundo sin humanos, los animales deben
aprender a unirse para sobrevivir. La chica de la aguja trata de una
chica desempleada que se interrelaciona con Dagmar Overbye, la asesina serial
que en la Dinamarca de 1920 asesinó con sus propias manos a una veintena de
bebés. La semilla del fruto sagrado es una película ambientada en la
Irán de 2022, durante las protestas de los estudiantes tras el asesinato de
Mahsa Amini por parte de la policía por rebelarse a llevar el hiyab, donde el
padre en cierto sentido representa el conservadurismo y la brutalidad del
régimen teocrático iranio, la madre la aceptación del status quo y las hijas
las que se quieren rebelar ante ese orden impuesto contra las mujeres.
Desde su
experiencia, ¿cómo puede el análisis crítico del cine contribuir a la formación
de profesionales más reflexivos y socialmente comprometidos?
El cine ha
sido desde siempre una herramienta de comunicación propagandística. Casos de
educación y manipulación ideológica los tenemos en cine producido en los
regímenes de Stalin o de Hitler. Se ha tenido también cineastas comprometidos
con causas políticas y sociales como Costa-Gavras en Francia, Miguel Littin en
Chile o Pino Solanas en Argentina. Considero que el cine puede ser una
herramienta pedagógica muy útil y que puede ayudar en la formación de los
estudiantes. El ciclo pasado tuve la oportunidad de programar en el sílabo del
curso Narrativa Transmedia, una sesión de películas silentes. Los alumnos
mostraron en un inicio resistencia para ver producciones hechas hace más de
cien años, pero luego se quedaron maravillados al percatarse que varios
recursos técnicos y narrativos que ellos creían eran modernos, ya eran
utilizados hace muchísimos años.
¿Qué rol
juega el cine como herramienta educativa, especialmente en carreras como
Ciencias de la Comunicación?
Desconozco
cómo mis colegas de los cursos audiovisuales programan el visionado de
películas en sus respectivos sílabos y cómo construyen sus fichas de análisis
crítico. Yo soy profesor de los cursos de publicidad. Como conocen de mi
afición por el cine, algunas veces me envían a sus estudiantes a entrevistarme
y a veces he tenido en clases debates con colegas sobre películas como Barbie
de Greta Gerwig, donde resalté su puesta en escena artesanal en tiempos que
todo es digitalizado. Otra película que debatimos fue la segunda parte de Joker
que particularmente a mí me agradó bastante y considero que ha sido
injustamente maltratada e infravalorada por las nuevas audiencias en redes
sociales. Estoy seguro que en unos años esta secuela será revisada y revalorada
por las nuevas generaciones.
¿Qué
recomendaría a los estudiantes que buscan usar el cine como medio para
transformar realidades o generar impacto en su entorno profesional y social?
Ver
mucho, muchísimo, cine. La mayoría de estudiantes de comunicaciones estudian la
carrera deslumbrados por los productos audiovisuales comerciales, por las
series vía streaming o por videos de plataformas como YouTube o TikTok. No existe
una cultura cinematográfica que les permita tener acceso a cineastas de autor.
El ojo para el buen cine es algo que se va educando y sería bueno que en las
Facultades de Comunicación cuenten con su propio cine-club donde se programen
ciclos de películas que nunca se estrenarían en el circuito comercial.
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