jueves, 8 de marzo de 2012

al diablo con alfierro

Alfieri Díaz Arias, ada, Alfierro, Alfi, Alfo (Alfierito le decimos a su primogénito) es el macho alpha más culto que conozco. Cinéfilo, publicista, pornógrafo, amante de la literatura pura y dura, y de los crucigramas que llena de arriba para abajo, de izquierda a derecha y viceversa, tal vez de la misma manera que hace el amor, no sé, no tengo tanta confianza con su esposa cómo para preguntarle (ustedes saben, lo de los crucigramas).

El destino demográfico y generacional quiso que sea mi profe, sin embargo, su amplitud y conocimiento del mundo permitió que seamos también amigos. Su cultura es tan vasta que a veces no sé si googlear o llamar a su casa para preguntarle. Lamentablemente el maldito no usa celular, memoria de elefante, ¿dónde tendrá la trompa?, y para colmo ni es tan viejo, fácil podría ser mi hermano mayor, total, su esposa es igualita a mi cuñada.

Cuando nació mi hijo Salvador Armando, su hijo, Alfieri, ya tenía dos años. Dábamos largas caminatas alrededor de la ciudad. Si conoces a Alfieri Díaz sabes que nunca toma taxi. Es un caminante, camina por todo Trujillo. Imagino que lo que ahorra en transporte lo invierte en desodorante. Pero eso nunca me lo dirá, deja muy claro que lo que le importa es el ahorro, su salud, ¡quién sabe!, sólo el tiempo y el dióxido de carbono del centro de Trujillo lo sabrán.

En ese tiempo lo acompañaba a comprar la leche para su hijo. Era bacán, porque aparte de amigo es un gran conversador y los dos éramos padres primerizos. “Soy pisado pues, ¡qué chucha!”, me decía mientras buscaba qué leche tenía más vitaminas y menos preservantes. “¿Qué tanto te quejas? —me preguntó en otra oportunidad— con todo lo que tengo que trabajar tú pasas más tiempo con tu hijo que yo con el mío". Y era verdad, eso me ayudó mucho (por eso hasta ahora no trabajo).

Es aliancista y tal vez ese sea su principal defecto. Le gustan los negros pero no lo acepta (mentira, es una broma o bueno, no lo sé, tampoco lo conozco tanto). Su fervor por el fútbol es casi religioso. Quizá su único dios sea un balón o un flaquito morocho a quien llamaban 'o rei' o un petizo altamente adictivo conocido como d10s, el ying y el yang, el abraxas, la totalidad, blanco y negro, blanquiazul (you know what i mean).

Alfieri se expresa libremente sobre casi todo. Sólo cuando lo escucha su mujer baja la voz. Está en contra de la iglesia, la corrupción, la maldad, el aborto (o a favor de que el hombre pueda también tener un porcentaje de decisión en caso quiera ser padre y la mujer sea la que se niegue a la maternidad)... Nadie lo entiende. Es un padre feliz. Fue el segundo hijo varón de la familia Díaz Arias, le amargó la torta a sus padres justo cuando deseaban ‘la parejita’, la hijita mujer que sea la niña de sus ojos. Por eso me agrada mucho escribir sobre mi buen amigo Alfieri, hoy 8 de marzo, día internacional de los derechos de la mujer, día que de seguro estará celebrando... con su esposa, quien en un par de días estará alumbrando al segundo hijo de la familia Díaz Paz.

Así es, Alfieri Díaz va a tener su segundo hijo varón y se va a llamar Claudio. Ayer nada más, el popular Alfierro presentaba en sociedad su segundo hijo cultural y anarquista, su nuevo libro llamado Crucificciones, el que tuve la oportunidad de leer años antes de que sea publicado. Un libro sin patria, religión o estilo conocido, un libro de cuentos, dicen, crónicas ficticias, alegatos heterodoxos, ficciones borgeanas, salidas del cerebro de un trujillano de pura cepa con pinta de polaco, fusión de Bart y Homero Simpson con cara de Milhouse. Contradicciones metafísicas. ¿Es el hombre el mejor invento de Dios o es al revés?

Sus alumnos arrechos que leímos su ópera prima, Entre Alacranes, con una mano en el libro y la otra en el bolsillo, hubiéramos querido que su segunda obra se llame ‘Cruci-fricciones’. Entre Alacranes consta de once pequeños cuentos juveniles, tóxicos, nocivos y geniales, al mejor estilo bukowski-vargasllosiano (aún no hemos leído nada de Bukowski, pero siempre quise usar esa palabra). Ahora tenemos en nuestras manos la contraparte, Crucificciones, once pequeños relatos, más sabios pero igual de tóxicos, nocivos y geniales.

En el universo literario de Alfieri Díaz todo acaba mal. Sus cuentos no tienen happy ending. No hay una luz al final del túnel. El príncipe no llega a rescatar a la princesa. Podría decirse que en sus cuentos la princesa siempre está con la regla o está menopáusica y el príncipe es un sapo verde que disfruta autoflagelándose después de pajearse mirando a la Virgen María a los ojos. Así de réprobo. Sí, hijita, huye, cierra las piernas, reza, sé viejita y muere virgen. Sus cuentos son grises, color panza de burro, que debe ser su animal favorito, después del elefante (ya saben, lo digo por la memoria, no por la trompa).

En sus cuentos, el Diablo es buena gente, Sodoma es un biblioteca con forma de paraíso. Hitler es un viejito renegón que vive en Trujillo, en la urbanización California de su infancia, unos jóvenes construyen una bomba mientras se pajean, las putas escuchan buena música y las profesoras les enseñan a las niñas buenas lo que es la venganza con sabor a sangre.

Hace cuatro años Alfieri tenía los veintidós cuentos listos para salir a la cancha y los dividió en dos libros, segmentándolos por edades. Entre Alacranes para jóvenes de 15 a 25 años, Crucificciones para jóvenes de 50 a 75. Su estrategia marketera fue lanzar el primero al ruedo más juvenil para que simpatice con sus alumnos (con sus ‘pobres angelitos’, como le gusta llamarnos en los exámenes finales). Supongo que fue ese mismo instinto comercial el que le hizo esperar cuatro largos años para volver a publicar, seguro esperando que sus jóvenes alumnos onanistas maduren un poquito.

El bueno de Alfieri no contaba con los tiempos del twitter y del facebook, por eso yo publico este post en mi abandonado blog old school para mi viejo amigo old college. Igual su obra ya está y sabemos que esconde mucho más en el tintero —léase escroto— y él estará feliz de la vida si lees sus libros hoy o dentro de cincuenta años. Ah, eso sí, no dejes de comprarlo ahora, sé consciente pe' varón. No seas como mi amigo Diego Baca quien espera que Alfieri se olvide que le dio el libro fiado hace unos meses y hasta ahorita no le paga. Así no juega Perú.

PD 1: Acabo de llamar a su casa y su esposa me ha dicho que Alfieri Díaz está celebrando el día internacional de la mujer en la Feria del Libro con sus lectores, los wachiturros de la avenida América Oeste.
PD 2: ¿Para cuándo los cuentos apócrifos sobre la Federación Peruana de Fútbol? ¿Para cuándo?

Comentario de Aquiles Cabrera, publicado en su blog El hígado de Aquiles.
Foto de Pía Rodrigo.

3 comentarios:

Alfieri Díaz Arias dijo...

Mi estimado Aquiles Cacho:
Creo que nadie ha escrito una reseña de mi vida tan maravillosa como la que acabas de hacer (bueno, nunca me han escrito una reseña). Estoy emocionado hasta el tuétano. Lo juro. Sólo permíteme corregir algunas impresiciones:

1. En fútbol no simpatizo ni con Pelé ni con Maradona. Mi ídolo adolescente fue y será Platini.
2. No estoy en contra del aborto (tampoco a favor). Estoy en contra de que una madre que quiera abortar no le consulte a su esposo o pareja sentimental (salvo si es producto de una violación).
3. Lo de "polaco" seguro es por ese blanco cajamarquino de mi piel. Ya sabes, a los cajacchos les dicen "polacos" porque residen en la falda del cerro Santa Apolonia.
4. En verano me tiro un frasco de Odorono semanal.
5. Sólo hablo bajito delante de mi mujer cuando comento: "¡qué buen ojete tiene tal o cual uona!"
6. Tu definición cuerpo de Homero, cara de Milhouse y conducta de Bart, es el mejor identikit que me han podido hacer.
7. Es Gomorra y no Sodoma la bilioteca de mi cuento.
8. Si ENTRE ALACRANES es para lectores de 15 a 25 y CRUCIFICCIONES de 50 a 75... me falta un libro para el target de 26 a 49 para completar mi trilogía.
9. Nunca ofrecí un libro de cuentos sobre el fútbol peruano. Más bien -y con ayuda de Juan Carlos González- me interesaría escribir un libro de crónicas sobre los futbolistas mediocres que sobrevivieron en nuestro medio sin ganarle a nadie: 'Cucaracha' Mora, 'Totó' Torrealva, 'Puchito' Flores, 'Maradona' Barrios, 'Venado' Aguirre, 'Mágico' Gonzales, 'Calidad' Vinces, 'Tanque' Ramírez, 'Payasito' Hidalgo, 'Toronjo' Paredes, etc. Lo titularía LA DÉCADA PERDIDA DEL FÚTBOL PERUANO (una década que se prolonga por más de veintitantos años, hasta hoy).

Aquiles Martin dijo...

jajaja
está buena la edición, me alegro que haya sido de tu agrado
:-)

Necia dijo...

¿8de que edicion hablas, higado? no me digas que le editaste el libro al fierro, noooooooo!!!

fierro, el higado esta editando mi blog porque la falta de tiempo me impedia revisar y no tengo acceso al sistema de poner tildes en mi compu, pero ahora ya me jodi porque no solo tengo que corregir mis errores sino tbn los de el!!!!