martes, 21 de mayo de 2013

nos hacen falta vitaminas

Según la encuesta demográfica y del salud Endes, el 24% de los niños en el Perú sufre de obesidad y sobrepeso. Un 8% de los peruanos padece de diabetes y se presume que en una década ese porcentaje se va a duplicar. Cánceres del Primer Mundo como el de colon y estómago se vienen multiplicando, al igual que los casos de osteoporosis y el culpable de esta pandemia que afecta a nuestro país y al mundo en general, se debe, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la llamada junk food que nosotros traducimos como ‘comida chatarra’ cuando su significado literal es ‘comida basura’.

Sustancias como el tabaco son acusadas de ocasionar cáncer de pulmón y de garganta, las drogas ‘duras’ o ‘blandas’ de quemar mental y socialmente a las personas, el alcohol de dañar el hígado y las neuronas; todas ellas por ende han sido en las últimas décadas perseguidas, restringidas y perseguidas por atentar contra la salud humana, por qué entonces no proceder con la misma rigidez con los alimentos envasados a los que se les atribuye diversos tipos de cáncer, diabetes y otras enfermedades crónicas no transmisibles.

Si bien soy un defensor del libre albedrío, es decir del derecho de los seres humanos a decidir que viandas o sustancias consumir según les venga en gana sin que el Estado lo regule o censure, opino que si existe una ley que acorrala y sataniza a los cigarrillos, el trago o la marihuana, es consecuente que ésta se extienda también a las comidas que a largo plazo causarán daños irreversibles en el organismo. No estoy de acuerdo que se les prohíba o agrave con impuestos —como quiso el régimen de Humala en un primer momento— pero sí restringir o dosificar su consumo entre los menores de edad.

La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, aplaudida por la OMS y atacada por la SNI (Sociedad Nacional de Industrias) que no hace nada por elaborar productos con menos sodio, azúcar y grasas trans, busca justamente proteger a quienes están en plena formación física y mental. Expender gaseosas, golosinas, snacks y diversas fritangas en los quioscos equivale a expender puchos y cerveza a la hora del recreo. No soy químico ni galeno pero apostaría que la ingesta de toxinas es parecida.

Antes de que el Ministerio de Salud decretase la norma, el colegio donde estudia mi hijo incentivó a las madres de familia a preparar loncheras ‘nutritivas’, es decir que no compren envasados y se tomen el trabajo de cocinar (hábito que las amas de casa por facilismo están perdiendo). De buenas a primeras se volvió al jugo natural, a la fruta, al pan con mortadela, al huevo que explota como bomba pestilente dentro del aula, etc. Una vez que Alfi se quedó a dormir en la casa de mi suegra que no estaba aleccionada en el tema, le envió una bolsa de papitas Lays (esas que promociona Lionel Messi) y la profesora y otras madres le hicieron tal bullyng aleccionador que ahora se esmera por cumplir con la normativa nutricional (aunque de vez en cuando mete en la lonchera un chupetín o un jugo Pulp de contrabando).

Promocionar la nutrición en un país desnutrido es una actitud loable mientras no se caiga en extremismos, en la que todo padre de familia consciente se debe comprometer. Si se cumple con promover la educación y la información antes que la prohibición, contará con el apoyo de todos los que creemos en el “Mens sana in corpore sano” (que aparece en las Sátiras de Juvenal).

Finalmente, como comunicador me parece saludable que de ahora en adelante la publicidad deje de mentir al promocionar supuestos beneficios de alimentos y bebidas no alcohólicas artificiales. De ahora en adelante la etiqueta de los productos y los mensajes publicitarios deberán advertir: “Alto en sodio, azúcar y grasas saturadas; evitar su consumo excesivo”... porque como bien dice mi viejita, “todos los excesos son malos”, casi tanto como las prohibiciones.

Ver documental Super Size Me de Morgan Spurlock para tener más luces sobre el asunto.

6 comentarios:

Richard Licetti dijo...

Mi querido Alfi, saludo el ánimo de polémica sobre un tema que no sólo nos roza, sino que golpea. De modo que para seguir dándole a la cuerda, ¿crees en verdad que una ley como esta arreglará el asunto? Ilústrame sobre casos en que prohibiciones y restricciones hayan reducido el consumo de algo. El tabaquismo no ha mermado pese a los abusivos impuestos que pagan las tabacaleras ni a las groseras advertencias en las cajas de cigarrillos. Los países en que se ha aplicado una legislación similar tienen los mismos o peores problemas de sobrepeso. La ley seca norteamericana incrementó el consumo de alcohol y enriqueció a los mafiosos. ¿Qué me dices de las drogas? Ahora, la gente no dejará de comer fast food porque se supriman comerciales. No existe una relación de causa-efecto entre las campañas que la promocionan y su consumo. Es sencillamente cuestión de gustos, preferencias, antojos. Pero sí queda lesionada la libertad de ver, probar y elegir, que es adonde apunta el mamarracho promulgado por Humala. Lo inteligente sería empezar por reformar esa dieta nuestra tan propensa a los carbohidratos, lo que supone empezar por casa, que es donde alrededor de un 70% de peruanos se alimenta regularmente. Pero ideas como estas no cruzan por la cabeza de los bienintencionados legisladores.

Un fuerte abrazo en pringoso olor a hot wings.

Necia dijo...

un poco como que thays tenia razon, ¿eh, amigo liceti?

en ee.uu. los impuestos, definitivamente, son mas altos para las bebidas alcoholicas y el tabaco, pero... esos fondos van para proporcionar ayuda medica a los menesterosos. el que no tiene dinero, va a emergencias de un hospital publico y no paga si no tiene con que: el tabaco y el alcohol, ya pagaron por el. en mi opinion, vale que paguen

ahora bien, ese membrete que llevan las cajetillas de cigarrilos me parece que lo sugirieron los mismos propietarios de los negocios de tabaco porque con eso evitan que los adictos -o herederos de estos- a su producto, los enjuicien por millones aduciendo que no sabian las consecuencias de su consumo. ya sabemos que no van a dejar de consumir esos productos. como bien dicen, hay que ser sinceros, no mentir al consumidor y que la gente elija

hace dos semanas acudi a la prsentacion de un libro (con actividades en que dejaron participar a los asistentes): "lettuce be the change" que es algo asi como un juego de palabras en que se dice dejanos ser el cambio, con la palabra "lechuga" (lettuce/let us be). la propuesta es interesante

presentaron diversos platos sin mas acompañamiento que la lechuga: fajitas (algo asi como lomo saltado sin papa)servidas sobre hojas de lechuga romana; emparedados con varias capas de lechuga redonda debajo y encima del relleno que quisieras ponerle, en vez de pan, etc

para los que asistimos a la presentacion, sera un reto cambiar lo habitual por la via que nos presentaron, mucha mas saludable, por supuesto, pero al menos ya sabemos que hay una alternativa y depende de nosotros llevarla a cabo. en lo que a mi concierne, puedo decir que me senti satisfecha y no tuve la pesadez estomacal que suelen dejar esos platos servidos de la manera tradicional

Alfieri Díaz Arias dijo...

Coincidiendo en más del 90% con lo que afirma la Necia (lo cual me escarapela las polainas), déjame replicar, mi querido Licetti, punto por punto vuestras afirmaciones:

1. Tienes razón, es probable que la tan cacareada Ley colabore poco a solucionar el problema, pero considero plausible que un gobierno se preocupe por promover los buenos hábitos de alimentación. Si creemos que estas no funcionan, entonces no perdamos el tiempo realizando campañas de prevención contra el dengue, el sida, sismos, alcoholismo, maltrato infantil y contra las mujeres, homofobia, etc., porque estos problemas siguen y seguirán latentes.

2. Según tengo entendido no se trata de prohibir sino de educar. Particularmente no estoy de acuerdo con ninguna campaña prohibicionista porque atentan contra la libertad individual de elegir. Sin embargo, si estoy de acuerdo de dosificar su consumo en los quioscos escolares de la misma forma como se prohíbe vender cigarrillos a menores de edad.

3. Pienso que los mensajes publicitarios deben ser más sinceros y menos artificiosos, sobre todo los que manipulan a menores de edad que como sabemos son más vulnerables a la manipulación.

4. Estoy totalmente de acuerdo que la publicidad y las etiquetas de los productos ADVIERTAN sobre las consecuencias contra la salud si se consumen en exceso. Muchos padres consumen y dan de consumir muchos produtos envasados seguros de que son inofensivos e incluso que son beneficiosos cuando resultan todo lo contrario. El marketing llega al extremo de hacer pasar por sano y natural lo que es nocivo y artificial.

5. La medida adoptada por el gobierno de Ollanta obedece a una tendencia munidal. Países como México, Brasil, Costa Rica, Chile (ejemplo del iberalismo) han optado por normas similares y no se rasgan las investiduras como aquí.

6. Estoy de acuerdo que el 70% del consmumo de alimentos se da en el hogar, pero señalar a la tradicional cocina de casa como la culpable del sobrepeso me parece un desatino. En los hogares se solía consumir guisos, menestras y jugo de casa lo cual se ha reemplazado por frituras y gaseosas sea porque los gustos han variado o porque son más fáciles de hacer.

7. Seguir con la letanía de que la gastronomía peruana es un exceso de carbohidratos (infeliz definición de un ignaro en el tema como Thays) es un absurdo. Si algo valoro de la cocina lorcha es su variedad de platillos con diversos ingredientes. Mayor contenido de carnohidratos me parece que existe en la comida italiana (pastas) y en los fast food americanos, propenso a las harinas y a las papas fritas.

Un abrazo.

Alfieri Díaz Arias dijo...

...Igual queda pendiente una buena tracalada de Hot Wings porque tampoco soy chauvinista y como pizzas, pollo broaster y hamburguesas una vez por semana.

Anónimo dijo...

Un dia mi hermano de 62 años me comentaba que viendo los videos que hay por ahi de Woodstock (año 1969)notaba que los gorditos que aparecian entonces no eran lo que ahora se ven en EEUU. El me comentaba que fue a partir de mas adelante de cambiar el azucar por la fructuosa como edulcurante en las gaseosas fue que comenzaron a aparecer los gordos elefantiásicos que observamos ahora.

La fructosa es adictiva y por eso se consume de manera indiscriminada.

Coincido con eso. Pero a quien se le ocurre prohibir la IncaKola.

Es mi aporte

De Trujillo dijo...

El sobrepeso es un problema mundial que comienza a mover no los intereses de si tu hijo(a) esta con sobrepeso.

El problema es entre dos grandes. La industria de la Salud y la de Alimentos

Eso si que no nos jodan que solo depende de los padres.

Plus. Yo soy un un caso en que la Chela no hace panza, quizas si tan tarado como todos