sábado, 5 de octubre de 2013

chicama

Chicama no es la primera película trujillana, ni siquiera la ópera prima de Omar Forero, quien ya había captado la atención con Actores; pero es la primera producción regional exhibida en salas cinematográficas y la primera en cosechar galardones en un Festival como el de Lima,  usualmente cruel con los filmes nacionales. El 19 de septiembre se estrenó en las principales ciudades del norte y puede vanagloriarse de otros dos logros más: colocarse segunda en taquilla a la semana de estreno —detrás de un blockbuster mejor promocionado como Elysium— y haber permanecido dos semanas en dos cadenas netamente comerciales como Cinemark y CinePlanet en Trujillo y Piura —no tuvo la misma suerte en Chiclayo— tomando en cuenta que varias producciones peruanas a las justas se mantienen, en provincias, tres o cuatro días en cartelera. Una hazaña que debe alimentar expectativas con miras a su estreno ‘oficial’ de noviembre en la capital.

Chicama es una cinta lejana a los convencionalismos cinematográficos a los que el ojo común está acostumbrado. De ahí que la gran mayoría saliera desilusionada o desconcertada de las salas. Muchos, incluso, desde su cultivada miopía, se han apresurado en calificarla de ‘mala’, ‘muy mala’ o de ‘gran estafa’ por no ser lo que esperaban ver. Sin ánimos de nadar a contracorriente, querer vender sebo de culebra o llevarme por vectores subjetivos como conocer —y estimar— a Forero, no voy a decir que estamos ante una obra maestra, pero sí ante una película de aceptable factura que merece al menos el calificativo de ‘interesante’.

La película cuenta con un guión bien aceptable, una de esas historias en la que realizadores como Eric Rohmer son especialistas, en las que ‘nada pasa’ y todo transcurre como la ‘vida misma’, no obstante ofrecer tres quiebres argumentales que muchas veces no encontramos en este tipo de filmes. Esos ‘momentos’, que el espectador menos avisado puede interpretar como ‘vacíos narrativos’, justamente representan los grandes aciertos del director-guionista al tirar abajo las expectativas de quienes esperan que la película vaya por lo acostumbrado —por lugares comunes— y gire en otra dirección sin ofrecer mayores argumentos.

El primer ‘momento’ es cuando César Castillo (Miguel Sopan), habitante de Cascas, solicita como docente una plaza en Trujillo, pero le ofrecen una para un pueblo perdido de la sierra. El solicitante rechaza tal posibilidad, afirmando de manera categórica que lo pongan en espera, pero sin brindar explicaciones termina embarcándose hacia Santa Cruz de Toledo. El segundo ‘momento’ es el arribo de la joven profesora procedente de Trujillo. Parece que entre ella y César puede desarrollarse un encuentro pasional, pero esa posibilidad —nunca manifiesta— queda trunca cuando aparece la madre de la profesora y carga con su hija, causando, me imagino, más desazón en la sala que en el propio protagonista. El tercer  ‘momento’ es el final cuando parece que el docente, deslumbrado por la ‘gran’ ciudad, va a quedarse como tantos inmigrantes y sin embargo, retorna a Santa Cruz de Toledo, para seguir como docente en la escuela fiscal. más por resignación que por vocación. Los más entusiastas podrían interpretar una renuncia abnegada por enseñar en esos parajes olvidados —por lo que podría creerse que la intención de la película es denunciar la postración de la Educación en el Ande—, yo más bien considero que el mensaje va por otro lado, que estamos ante una aproximación a las clásicos griegos donde los individuos por más planes o intenciones no pueden ir en contra de los designios del Destino, en este caso el antagonista.

Otro punto a favor son varias escenas bien concebidas. Las siluetas del profesor y la profesora en el monte al amanecer, hablando de una excursión que nunca realizarán, mientras se llena el balde de agua. La meada de la profesora, toda una lección de transmisión —y contención— sexual. La niña de la escuela que grafica cómo cuida sus ovejas y corre detrás del chancho cuando se escapa. La actuación de ‘Los Shingos’ (buena pero se extiende demasiado). La pichanga en el pueblo, con gallinas invadiendo la cancha (y la de las gallinas ‘caníbales’ picoteando un pedazo de pellejo). La breve irrupción de Fernando Bacilio —recientemente galardonado como mejor actor en el Festival de Locarno por su papel en El Mudo— haciendo del borracho de Cascas, quien con sólo una frase lacrimosa: “¡mis hijos, carajo!”, nos ofrece todas las desgracias de un hombre en una sola pincelada.

La película sufre también de falencias, como cuando extras y actores principales miran la cámara en más de una oportunidad, la pobre iluminación de algunas tomas, la redundancia de tomas de paisajes (sobre todo cuando César llega a Toledo) y más que nada la actuación de Miguel Sopan, mediocre como las interpretaciones de Marino León en Gregorio o en Ni con Dios ni con el Diablo. Entiendo que al igual que Claudia Llosa, Forero tiene la intención de hacer un Cinema Verité —al estilo del cine iranio de Kiarostami— por lo que prefiere utilizar personas comunes y no actores profesionales, pero me parece para no bajonear la calidad —y justamente darle la credibilidad que busca— en su puesta en escena, debería trabajar más en el registro actoral de quienes recae el rol protagónico. Ana Paula Ganoza luce mucho más desenvuelta gracias a su experiencia como animadora de un programa infantil.

En el balance general, Chicama es una cinta que hace debutar con buen pie a la cinematografía trujillana y augura que podemos esperar de Omar trabajos mayores, condescendientes o no con el espectador común, pero siempre con una intención honesta de hacer cine con un estilo propio. 

9 comentarios:

Necia dijo...

al escribir sobre la meada de la profesora, "toda una leccion de transmision -y contencion- sexual" me hiciste acordar de este poema de tu inolvidable paisano, el querido wata:


CANCIÓN

La señorita Esther H.
en el camino solitario, excepto
algún zorro, me pidió que no la mirara, que
me volteara
porque iba a rociar el mundo. Yo escuché entonces
a mis espaldas
ese sonido sibilante de sus aguas entre las piedras.

Pichi de mujer
no es pichi de hombre, supe. Pichi de mujer
se expande y se hace atmósfera, marejada
concupiscente
que ese día envolvió también al caballo, al buey que labraba,
a mi perro colero
y a cuanto macho que respiraba a la redonda.

La señorita Esther H. era mi maestra rural.
Ella dilató por primera vez la nariz
de mi corazón.

Una arbitrariedad de niño
sospechó su reconditez como fruta de rápido zumo.
Unas veces naranja, otras ciruela de Chile.
En la escuela rural sabíamos poco
pero sospechábamos mucho.

Alfieri Díaz Arias dijo...

Querida Necia:

No dudaría que Omar -versado en poesía local y foránea- conozoca de este poenma y lo haya incluido adrede.

Watanabe también incursionó como guionista en el cine. Escribió, entre otras películas, OJOS DE PERRO que justamente se rodó en su Laredo natal.

Saludos.

Necia dijo...

fierro no toy de acuerdo q compares una pela a la q le encuentras tantos errores, con el estilo de un director iraní tan poético y espiritual como kiarostami
y si lo haces por su búsqueda de protagonistas de la calle, tampoco
porq él los entrena
hasta lograr q hagan lo que se debe
en juin...

Necia dijo...

ta mare, fierro. eres mas chismoso que google, con eso de que ahora dizque permite que la informacion de sus usuarios sea chequeada por tio sam

ese mensaje del chat era para ti, esperaba que te pusieras al brinco y te defendieras para trenzarnos en una guerra verbal de aquellas, pero en vez de eso, chas! la subes a tu bandeja de comentarios sin mas ni mas! pucha, ya no se puede confiar en ti fierro! eres una tumba... profanada

Alfieri Díaz Arias dijo...

Más que chismoso, no quería que us necias apreciaciones se perdieran en el chat de gmail.

Sobre tu comentario que no encontraste OJOS DE PERRO de Alberto Durant en Internet, sólo una homónima producción argentina que según tus palabras literales es "una cagada", me gustaría que la encuentres en alguna parte y si realmente me estimas, me envíes una copia porque tengo bastante interés de verla.

Sobre mi supuesta equiparación de la película de Omar con cualquiera de Kiarostami, para variar no me entendiste bien. En ningún momento afirmo que CHICAMA esté al nivel de ZIRE DARAKHATAN ZEYTON o TA'M E GUILASS, por citar los únicos títulos del iranio que he visto, sino que el estilo documentalista de Forero para hacer una película de ficción, me recuerda a estas películas.

Omar, sin embargo, nunca ha admitido tener a Kiarostami entre sus referentes. El se decanta más por Yasujiro Ozu, Robert Bresson y Tsai Ming-Liang.

Necia dijo...

ya, fierro. hice unos pedidos a esos que siempre todo lo que hay filmado y un dia de estos me pasan lo que encuentren. lo que me llegue, te lo pasare con gusto. faltaba mas!

me gusta discutir sobre pelas. me gusta mucho ver pelas de otros paises. hay una rusa, "the thief" (el ladron) que te la recomiendo. el niño te robara el corazon, uffff, ya te dije algo, sorry!

Unknown dijo...

No he visto BOP (Pavel Chukhrai, 1997) pero tengo muy buenas referencias. Sé que trata de un niño que trata de sobrevivir en la Unión Soviética de la década de 1950. ¿No me la puedes pasar?

Necia dijo...

si. pasa la direccion por mail y te la mando. es un film maravilloso!

Arturo dijo...

Alfieri:
Asistí con el mejor ánimo de espectar una cinta nacional más o menos regular, pero vi en Chicama un ensayo echa por alumnos de UPN.
Arturo.