jueves, 26 de febrero de 2009

alfieri el católico

Admito que soy católico, miembro de una Iglesia, sin embargo dicha situación me produce sensaciones contradictorias, más negativas que positivas, llegando a sentir profunda indignación y desprecio por sus culpas y daño infringido a la humanidad. Soy católico porque crecí bajo su influencia perniciosa. Cristo me es más cercano que Buda o Mahoma, Brahma o Ahura Mazda, Ai-Apaec o Wiracocha. 

Soy católico porque disfruto como niño de la Navidad, sin racionalizar que Jesús no nació precisamente en diciembre, sino más bien entre septiembre y noviembre cuando era fecha de pastoreo en la Palestina antigua. También disfruto de la Semana Santa, no por lo que representa en sí sino porque opino que debe haber una fecha en el calendario que nos invite a bajar las revoluciones y reflexionar sobre nuestra condición de seres espirituales y para ello la serenidad y tiempos muertos del Viernes Santo combinan a la perfección.

Soy católico porque he recibido y participado en cinco de los siete sacramentos. Del Bautismo a una edad que no razonaba. La Primera Comunión cuando tampoco tenía muy claro si comer el cuerpo de Cristo era o no un acto de canibalismo. La Confesión cuando mis pecados no pasaban de travesuras de chiquilines y se subsanaban con creces con una tracalada de padrenuestros. La Confirmación me llegó más bien en un estado más cuestionador y heréticom pero pudo más andar templado de una rubia angelical de mi salón por lo que asistir a charlas y retiros era la excusa perfecta para pasar más tiempo a su lado. Del Matrimonio porque todas las mujeres (y madres de los novios) sueñan con casarse de blanco —y la imagen de mi vieja emocionada y llorosa llevando a su hijito al altar no la cambio por nada— y debo reconocer que la ceremonia tampoco me causó mucho asco. No me ordenaré de sacerdote por obvios motivos y aunque todavía faltan sus buenos años, me niego por anticipado a recibir los santos óleos a la hora y en la hora de mi muerte, amén. Tampoco quiero misas de cuerpo presente, ni de semana o de mes, pero bueno eso ya no depende de mí sino de las personas que queden después de mí. 

Soy católico porque en algún momento sí lo fui con sinceridad. Crei que cuando tenía ocho o nueve años y me hacía el vano propósito de portarme bien —ahora sí, de veras—, torturado por sentimientos culposos y el temor al Infierno y al castigo divino... Gracias a no se quien, luego comprendí como la canción de AC/DC que el Infierno no es un mal lugar para vivir. Luchín, mi pata del alma, asegura que abundan las mujeres malas y carros que vomitan fuego. 

Soy católico porque me formé en un colegio religioso y he de reconocer que con la mayoría de marianistas —el hermano Douglas, la sister Elianne, el padre Luyo— me llevé más que bien. Soy católico porque a pesar de los prelados y las jerarquías eclesiásticas que velan más por el poder de la Iglesia que por el poder de dar, existen hombres y mujeres de Dios cuya genuina vocación apostólica les han hecho abandonar comodidades y dedicarse a trabajar por quienes más lo necesitan, arriesgando sus vidas incluso cuando le hacen frente a los abusos e injusticias de los poderosos (qué lamentable es que este tipo de religiosos se encuentren en franca extinción). 

Soy católico porque la mayoría de mis parientes y amistades lo son, menos mi padre y mi hermano mayor quienes compiten conmigo por el título del 'Díaz más hereje'. Sé que mi abuelo paterno —a quien no tuve la fortuna de conocer— era también descreído, enemigo de ritos y otras majaderías sacras. Conservo en mi modesta biblioteca varios libros suyos que los curas intolerantes y las mentes cucufatas tildarían de profanos.           

Soy católico porque no soy muy consecuente que digamos. Permití que a mi hijo lo bautizaran en el mismo estado estúpido que yo (meses de nacido) y seguro recibirá la Primera Comunión y confesará sus mataperradas a un párroco con pecados más gordos. Ya cuando tenga más edad y criterio suficiente, será su propia decisión confirmar si sigue siendo cristiano, budista o agnóstico como su padre, intentaré no inmiscuirme en sus creencias pero seguro por mis inclinaciones iconoclastas caeré en la tentación de interpretar el papel de la serpiente en el Edén —tal como lo hizo mi viejo conmigoy le insinuaré que muerda el fruto prohibido.  
 
Soy católico pero estoy seguro que interpretaré ese papel sólo las veces que sean necesarias. En contraparte escribiré —influenciado por Voltaire, Juliano y otros librepensadores— artículos, reflexiones y relatos blasfemos para contribuir en la brega contra la mitología y la ignorancia. 

Soy católico pero juro por Dios serlo cada vez menos. 

4 comentarios:

ULTIMO ESPACIO dijo...

Tengo que confesar, que sin duda el catolicismo es uno de esos bichos con los que estamos obligados a nacer, sin embargo no hay cura para tamaña fiebre. Y tienes razón, profesor. Mi religión esta, la católica; ahora a mis 22 años me ha defraudado totalmente.
Probablemente antes no tenía los ojos tan abiertos y no ha sucedido nunca que un bebé de unos meses se revele a sus padres para no ser bautizado sin conocer que es el bautizo. A esa edad no se nos antoja nada. A esa edad probablemente yo quiera crecer para denunciar a quien me bautizó por atacar contra mi libertad de elegir, que en ese momento no tengo.

Mi razón de no ser católico está en que no creo que el hombre sea un estúpido que crea en los símbolos, ¿acaso tu que estás leyendo esto puedes amar a una vela pensando que es tu esposa, tu enamorada o tu pasatiempo, o te hace recordarla?; eso no sucede ni viendo una foto desnuda de ella, nunca será lo mismo. Detesto los simbolismos, No entiendo como los curas; que son la peor enfermedad (comúnmente), quieren hacernos creer que dios puede limitarse a simple símbolos y dogmas absurdos y prejuicios del siglo pasado. Para ellos les digo "El mundo de hoy no es el mundo en el que estuvo Jesús, este es un mundo muy distinto".

Y no es que no crea, definitivamente eso no es cierto. No soy un agnóstico tampoco, pero quiero recalcar que soy de esas personas que no busca a dios y lo encuentra en múltiples materias. Dios esta en mi interior, esta en la mitad de mi espíritu, por eso los humanos somos tan creativos, inteligentes y sensibles.

La religiones son un mercado político y un mercado económico. Nosotros a veces somos el merchandising de ese espectáculo y yo sinceramente profe, no quiero participar de eso.

El derecho se distingue de la obligación, así que yo no bautizare a mis hijos sin que ellos lo elijan, lo considero irresponsable y si lo pondré en uno de curas por que siempre han sido los mejores (hay mas plata, pues).

Lejos de esto creo que estoy siguiendo sus pasos, bautizado, primera comunión en las mismas condiciones. La confirmación no fue por una chica pero sin querer ahi la conocí y el matrimonio ya se sabe que debe vestir de blanco y el tatatatán en el altar. Así que seamos consientes que la religión ha sido siempre nuestra condena.

En conclusión:
Soy católico pero juro por Dios serlo cada vez menos.

y olé

alfieri dijo...

Mi estimado Joseph:

El problema de la Iglesia es que es una institución putrefacta en la que Jesús no se reconocería. Jesús no hablaba de una Iglesia con jerarquías, de una Iglesia que acumulara riquezas y propiedades, de culto a las imágenes (que es una herejía abominable). El Jesús que vino al mundo hace 2000 años era un tipo que predicaba desprendimiento material, que invitaba a acercarse a él con amor y jamás con cuestionamientos (algo que los católicos hacen a menudo). En el mensaje de Cristo hay una connotación marcadamente socialista que la propia Iglesia abomina. Rescato la figura de Cristo porque fue un gran hombre. Como decía Mahatma Gandhi: "simpatizo con Cristo, no con los cristianos".

Orietta Brusa dijo...

Corazón:

A veces me siento idiota como los buenos que nunca tienen dudas sobre nada. Yo estoy segura que Dios no existe, que no sirve filosófocamente, científicamente ni humanamente.

Y lo peor es que no encuentro la necesidad de toda la parafernalia creográfico-existencial que este concepto se lleva a rastra, comprendendo en esto también el vestido de novia, que me parece una de las peores pruebas de oligrofenia que la mujer puede proporcionar.

Fuy capturada en tres "rituales" católicos y la última vez tenía 9 añitos.

La tolerancia religiosa me vuelve
intolerante. Pero, cuando será la hora del adiós final, de las oraciones, de la grande escenografía, JURO, yo no rezaré: sacrificaré en tu memoría la más rica botella que podré comprar (siempre que esté aún en este valle le m... lágrimas)
Besos (castos y materialistas)

Cristian Palacios Madalengoitia dijo...

"no por lo que representa en sí sino porque creo que debe haber una fecha en el calendario para reflexionar".

Estoy de acuerdo con eso! los humanos debemos reflexionar algunos días; pero no precisamente resando, mejor bebiendo... el vino de nuestro "señor Jesucristo" jaja(mentira cerveza).

"Me casé por la Iglesia porque todas las mujeres (y madres) sueñan con casarse de blanco."

Alfieri el casarse de por sí es una cojudez, y si se hace por la iglesia... no es necesario saber como es el infierno.

"Soy católico porque soy un ser contradictorio"

Esta bien que seas un poco contradictorio, pero llegar al extremo de indentificarte con esa religión tan contradictoria! tampoco es para tanto (jaja).

Total! eres un agnóstico, también un ateo y a la vez un católico que jura por dios dejar de serlo. Lo repito, eres un aprovechado de las religiones!
Te diré algo: El único DIOS en el que yo creo es el "Rock and Roll" y el día en que muera lamentablemnte tendré que escoger entre el "Stairway to heaven" o el "Highway to Hell".

P.D: A todo lo que no comprendemos le llamamos fácilmente dios. Esto ahorra mucho desgaste del tejido cerebral.


Bon Scott R.I.T.H. (rust in the hell)