jueves, 19 de febrero de 2009

maiden in peru

So understand
Dont waste your time always
Searching for those wasted years
Face up... make your stand
And realise youre living in the golden years
WASTED YEARS

La década de 1980 fue la última en que el rock and roll —en todas sus vertientes— gozó de amplia acogida en el Perú. Competía quizá con las baladas en español. La salsa, género de faites y achoraos, iba ganando espacios y la chicha, a pesar de su exposición mediática de mediados de la década, era y continúa siendo un género marginal. 

Tanto en las radios AM como en la FM predominaba el rock ‘comercial’ —el pop— y el llamado A.O.R. (Adult Oriented Rock). Un poco más rezagado algunas bandas new wave (no las más interesantes como Smiths o The Cure). A pesar de contar con muchos seguidores —o cultores— el punk, el hardcore, el reggae (su popularidad en nuestro medio llegó con UB40 a principios de la década de 1990) y el metal no gozaban de difusión masiva.

Como muchos adolescentes ochenteros, yo fui metalero. Comparados a los punkekes o darkies, los aficionados al metal en Trujillo éramos mayoría. En el orbe occidental se desarrollaban verdaderas batallas campales entre punkekes y metaleros, dos posturas o pseudoideologías necesariamente enfrentadas y de imposible convivencia, debiendo aniquilarse la una a la otra (parecido a la brega entre mods y rockers en la década de 1960). Los punkies eran anárquicos, los metaleros satánicos (por lo que la Iglesia Católica realizó en su momento una cruzada para preservar al rebaño de las garras del Maligno). La aparición del grunge, quienes según su estado de ánimo alternaban ambos géneros sin hacerse platas (siendo su sonido y temática más próxima al punk que al metal), provocó que el encono pasara a la historia. A eso se refiere el personaje de Mickey Rourke en The Wrestler cuando afirma que Nirvana llegó para joderlo todo.

Mi gusto por el metal se debió básicamente a la fuerza de su sonido: música potente y viril para tipos rudos con aspiraciones rebeldes, una rotura convencional con los gustos de los demás y, sobre todo, con lo que le gustaba a tus papas. Escuchar metal pues —o música ‘loca’ como le llamaban sus asustadizos detractores— te vendía la ilusión de pertenecer a una cofradía, a estar contra la corriente, a pertenecer a un movimiento selecto, a una cultura ‘superior’ musicalmente hablando —donde los héroes de la guitarra se convertían en sumos sacerdotes— al común de los habitantes. El satanismo como eje temático jamás me llamó la atención, por lo que creo que jamás me convertí totalmente en un metalero de raza. Es más, habían bandas punks que me gustaban como los Pistols, Clash, Ramones y los Violadores.

Lo único que me agradaba de la parafernalia metalera era el pelo largo. Las muñequeras con púas, las cruces invertidas, la simbología del macho cabrío y las misas satánicas que de cuando en cuando se realizaban en el Óvalo Papal (que lucía distinto a como luce ahora) no me atraían. Nunca me gustó el Black, Trash, Speed o el Rap Metal, tampoco la estridencia de bandas como Slayer, Thanatos o Sepultura. De las bandas propiamente satánicas me gustaban algunas canciones de Venom —Countess Bathory mi favorita— y Merciful Fate a pesar del tono melindroso de King Diamond. Las bandas que realmente me gustaban eran: Scorpions, Accept, Dio, Saxon, Twisted Sister, Judas Priest y sobre todas, Iron Maiden. También me agradaba Def Leppard —antes de que perdiera el brazo Rick Allen—, Mötley Crue, Ratt y Bon Jovi a pesar que fueran culpables directos de la banalización del género (puente para que aparecieran Poison, Cinderella y otros exponentes del Hair (o gay) Metal). AC/DC, otra de mis bandas capitales, no puede considerarse metalera, ellos son genuinamente rocanroleros, seguidores de la brecha abierta por Zeppelin, Sabbath o Purple que en la historia del rock son pontífices mayúsculos.

La primera vez que escuché —o mejor dicho vi— una canción de Iron Maiden fue en 1984 cuando ‘La Máquina del Rock’ (sábados a las cuatro de la tarde por América) pasó el videoclip de Run to the Hills en la que se parodia una película silente de indios y vaqueros. La potencia vocal de Dickinson, el sonido característico de las guitarras de Murray y Smith, la elasticidad de Harris y la batería que más parecía un bosque de tarolas de Clive Burr —a punto de ser reemplazado por McBrain— fueron lo suficientemente atractivas para impresionar a un imberbe de doce años. La fascinación se completaría cuando en el verano de 1985, Panamericana transmitió el Festival Rock en Río —lo más grande desde Woodstock, rezaba la publicidad—. Su look podría semejarse al de otras bandas metaleras, pero había en su música algo diferente, un sentido por la propia melodía que los hacía originales, diferentes. La fuerza de su sonido se fundamenta en los riffs —a veces inacabables— de Murray y Smith, alternándose incluso en una misma canción el papel de leader guitar (ventaja que ya los distingue de otras bandas). También en la manera peculiar de tocar el bajo de Harris, con ciertos matices punkies aunque a los metaleros les cueste reconocerlo (no en vano lo considerábamos el mejor bajista de la historia). El sonido de Maiden es un sonido hipnótico puesto al servicio de la letra interpretada por Dickinson con su larga peluca de muñeca antigua, jamás idiotizante, una banda cuidadosa de no aporrear los instrumentos como lo hacen los grupos de Trash. Muchas de sus canciones muy bien podrían ser tocadas por una orquesta de cámara y con la herejía que me caracteriza, afirmo que muchos momentos de clímax podrían alcanzar alturas wagnerianas.  

Otro detalle que fui descubriendo de los Irons es que si bien para muchos representa la banda satánica por antonomasia, debido a las carátulas de sus discos y más aún a una sola canción: 666 The Number of the Beast, la verdad es que la temática de la banda es bastante versátil lo que les permite revisar la mitología egipcia, griega, el orgullo inglés em batalla, cuentos de Allan Poe, títulos de películas, etc. Por ejemplo en Hallowed by the Name expresan con gran dramatismo los últimos instantes de un condenado a muerte. Si son satánicos o no, tomense el trabajo de analizar la carátula de justamente The Number of the Beast y veremos al propio Diablo manipulado como marioneta por el propio Eddie, el personaje-mascota que representa a la banda. En pocas palabras, ¿quién manipula a quién? ¿El Demonio a los Maiden o los Maiden al Demonio? Mas que satánicos, la música de los Maiden tiene un sentido profano, de allí que recoja tantas leyendas o historias macabras.  

26 de marzo de 2009 será la fecha en que la doncella de hierro —a estas alturas toda una dama del rock— se presentará en el Perú, faltando quizá dos minutos para la medianoche. Dicen que el avión privado de la banda, el Flight 666, piloteado por el propio Dickinson, carga diez toneladas en equipos y prometen poner cinco Eddies distintos en el escenario, lo que promete ser el concierto más espectacular montado en estos lares. Oportunidad idónea para que los adolescentes de mi generación nos reeencontremos con el metalero que alguna vez fuimos... y siempre seremos.

8 comentarios:

Claudia Estrada dijo...

Soy una trujillana de 21 que se quedó frustrada porque no fue al concierto. Solo me queda decir 2 cosas:

Buen post y,

UP THE IRONS!!!

alfieri dijo...

Bueno Caludichy... solamente no eres tú sino dos y muchos los que nos quedamos con las ganas de vibrar con Revelations, Powerslave, The Trooper y otros temas memorables. Queda como consuelo la promesa que hicieron Dickinson y Harris a la prensa: volver a Perú dentro de dos años y superar los 35 mil espectadores que vivieron un concierto inolvidable el jueves 26.

Anónimo dijo...

Soy trujillano, y afortunadamente si pude ir a Maiden, los vi a 5 metros de distancia, y fue lo más espectacular que jamás vi, aunque no vivi la deada de los ochentas, me siento muy identificado con la vieja escuela del metal....VIVA MAIDEN!!!!!!! viva el verdadero metal!!!!

pepo rodriguez dijo...

Sr. Alfierro de donde sacaste q en el ovalo papal se hacian misas satanicas?? yo estuve en todas las reuniones de la horda metalica y lo unico q haciamos era escuchar musica, intercambiar cassettes, ideas para futuras reuniones mas nada...yo vi a Maiden el año pasado y puedo decir q es uno de los espectaculos mas alucinantes q he visto en mi vida y los veria todas las veces q pueda..up the irons y que viva el metal...muera el wave...y dile no al reggeaton

Alfieri Díaz Arias dijo...

OK... hablar de misa satánica fue un arrebato sesacionalista, pero no vas a negar que habían loas a Satanás y a toda la parafernalia del satanismo. Había una actitud explícita de rendirle culto pero claro, nunca hubo una liturgia propiamente dicha y ningún tipo de sacrificio... Es cierto también que el satanismo se perdió con los años y sólo ha quedado la música como recuerdo de una época para los entusiastas metaleros trujillanos, tú entre ellos (¿recuerdas cuándo la tía Rosita te levantó a las 4:00 am y te arrojó agua bendita, mientras cantaba salmos y alabanzas?)... Reconozco que tú eres uno de los pocos francamente rockeros y metaleros que he conocido, pero si llegas a Perú en octubre te invito al concierto de Depeche Mode

ENJOY THE SILENCE!!!

Anónimo dijo...

LA GRAN HORDA METALICA FUE EL MOVIMIENTO MAS AUTENTICO EN LO Q SE REFIERE A METAL EN PERU! CIENTOS DE REALES BANGERS ACUDIAN LOS FINES DE SEMANA LLEVADOS UNICAMENTE POR LA VOLUNTAD DE SU CORAZON PARA CONFRATERNIZAR CON BANGERS DE DISTRITOS DIFERENTES, NO EXISTIAN PREJUICIOS RACIALES O SOCIALES.. TODOS ERAN METALEROS! ENTRE LOS ASISTENTES ESTABAN AQUELLOS Q CREARIAN DESPUES LAS BANDAS MAS RESPETABLES DE LA ESCENA PERUANA: HASTUR, HADEZ, MORTEM, SATANAS Y POSTERIORMENTE MORTUORIO! FUE TAL EL IMPACTO DE ESAS REUNIONES Q PERIODICOS COMO LA REPUBLICA O EL COMERCIO LE DEDICARON ARTICULOS! EL MOVIMIENTO ALCANZO SU CENIT ENTRE LA PRIMERA MITAD DEL 87 Y TODO EL 88! POSTERIORMENTE Y DEBIDO A LAS MALAS ARTES DE BETO JIMENEZ -Q ERA TESORERO DE LA CUOTA APORTADA POR MIENBROS DE ESTE MOVIMIENTO- LLEGO A SU FIN! SE INTENTARON REUNIONES PARECIDAS EN EL PARQUE CACERES PERO NO TENIAN LA MAGIA DE LAS LLEVADAS A CABO BAJO EL LOGO DE LA HORDA!

Alfieri Díaz Arias dijo...

Te faltó mencionar a ORGUS, banda cappital de la movida metalera de los 80's.

Anónimo dijo...

http://www.granhordametalica.site88.net


pagina web donde se rinde tributo a la horda ,bandas verdaderas no como cagadas de hoy tipo anal vomit o goatsemen