Este jueves los estudiantes de Comunicaciones de Cajamarca se van a reunir para debatir sobre las elecciones generales de 2011. El viernes pasado, a golpe del mediodía vi en la Plaza de Armas de Trujillo un sinnúmero de banderas coloridas como las del Tawantinsuyo, pensé que se trataba de una marcha de simpatizantes etnocaceristas, pero no, se trataba de una manifestación por el orgullo gay, casi al frente a la catedral y al palacio arzobispal. Si bien no fue tan nutrida y variopinta como los desfiles en ciudades como San Francisco, al grito de “a la lucha, a la lucha, que somos muchas”, abarcaron gran parte de una cuadra lo que demuestra que Trujillo no es tan conservador como antes.
Dos eventos que en apariencia nada tienen en común pero que se enlazan gracias a la posible postulación de Jaime Bayly a la primera magistratura del país. Como estoy seguro que en el debate estudiantil, mi dilecto colega Richard Licetti defenderá con entusiasmo que el autor de No se lo digas a nadie sea el futuro presidente del Perú, escribo en el presente post mis puntos de vista por los cuales considero descabellado su simpatía, tal como los discutimos la semana pasada en su casa, secándonos todo el pisco de su bar (por lo que para la próxima llevamos nuestras botellas o sino Ana Lucía no nos deja entrar).
Dos eventos que en apariencia nada tienen en común pero que se enlazan gracias a la posible postulación de Jaime Bayly a la primera magistratura del país. Como estoy seguro que en el debate estudiantil, mi dilecto colega Richard Licetti defenderá con entusiasmo que el autor de No se lo digas a nadie sea el futuro presidente del Perú, escribo en el presente post mis puntos de vista por los cuales considero descabellado su simpatía, tal como los discutimos la semana pasada en su casa, secándonos todo el pisco de su bar (por lo que para la próxima llevamos nuestras botellas o sino Ana Lucía no nos deja entrar).
Antes de empezar, aclaro que no soy homofóbico ni pongo en duda la virilidad de Richard, uno de mis amigos más criteriosos. También debo aclarar que por contradictorio que parezca, Bayly es santo de mi devoción, me agrada como literato, como periodista incisivo y como showman. Me agrada su espíritu provocador y transgresor y, hay que reconocerlo, tiene un gran sentido del humor. No cuestiono su capacidad e inteligencia, tampoco creo que su homosexualidad o bisexualidad sea un handicap para tomar las riendas de una nación, pero sí creo que es un handicap político.
Ser gay (o bisexual) no es políticamente correcto, al menos en un país machista y acomplejado como el Perú. Goebbels sabía que acusar de homosexual a un adversario —siéndolo o no— era suficiente para destruir la honra de una persona. Las cosas no han variado mucho en setenta años. De nada valen las buenas intenciones de un candidato si desde el punto de vista del marketing es un pésimo producto masivo. Creo improbable que Bayly pueda sobrevivir a la ‘guerra sucia’ —estrategia fundamental de toda campaña electoral— de sus contendores. Desde apelar a la ‘moral y las buenas costumbres’ —la hipocresía popular exige decencia y una conducta intachable por parte de un candidato—, a propalar los párrafos más escandalosos (con matiz autobiográfico) de sus libros, su chape televisivo con Boris Izaguirre o cuando dijo que gustoso ‘consolaría’ a Christian Meier (tras su separación de Marisol Aguirre) dejando que le diera “unas cuantas palmadas en el popó”, son suficientes como para tumbarlo en las intenciones de voto. No necesito de ningún testeo de mercado para concluir que al peruano promedio no le agradaría la idea de que su país sea el primero en elegir al primer presidente públicamente ‘cabro’ de la humanidad (y si fuera así, ¿quién sería la primera dama?).
Fuera de su sexualidad y los escándalos variopintos acumulados en su trayectoria, Bayly es un personaje abiertamente liberal y de derecha, alternativa que históricamente no sobrepasa el 30% del sufragio en el Perú. ¿Cuántos votos podría cosechar en la Sierra, el Sur y el Oriente donde el rechazo a la globalización crece día a día? Tiene, además, la pinta del muchacho blanco y pituquito, prototipo de ‘miraflorino’ (radicaba en la exclusiva zona de Los Cóndores en Chaclacayo). ¿Qué estrategia podría utilizar para captar los votos de los estratos C-D-E, el 80% de la masa electoral? ¿Se le vería ‘auténtico’ cuando recorriera en mangas de camisa asentamientos humanos y comedores populares? ¿Postularía a Tongo a la vicepresidencia? ¿Cómo haría para resarcirse de declaraciones tipo: “la falta de oxígeno hace que los habitantes de la Sierra no piensen igual que los de la Costa”? Jodida candidatura la de Jaime, además de gay, racista.
Esos son los argumentos por los que no puedo tomar a Bayly en serio. Sé que Licetti puede retrucar y decir: “En una hipotética segunda vuelta entre Jaime y Ollanta por quién votarías”. Por supuesto que mi voto —pero no creo que el de la mayoría— sería por Bayly, como también votaría por él si su adversario fuera Keiko o cualquier aprista cacaseno, pero... ¿no te parece utópico que tan siquiera acumule un 10% de los votos? Ser carismático, chonguero y tener buen rating en su programa dominical no son suficientes argumentos para llegar a una segunda vuelta. Cuánta razón tenía mi abuela cuando decía: “Crea fama y échate a la cama”.
4 comentarios:
¿ser gay es un "handicap político"? tal vez podría ser para quienes -como tú lo indicas- no son pública y abiertamente gays y un rumor que se propaga indicando que tal o cual candidato lo es, podría tumbarse al infeliz. pero en el caso de nuestro jaimito, ¿qué rumor sería ése si él mismo se ha encargado de informarnos hasta lo que no, de su vida privada? me imagino que, en el supuesto de los casos en que llegara a convertirse en candidato -por de pronto no lo es todavía según mis antenas- creo que los ataques de sus contendores hacia ese detalle de su vida sería más bien su fuerte porque como tú lo has señalado, tiene un sentido del humor increíble y no lo veo perdiendo electores por su homosexualismo; al contrario, puede llevar a los alpinchistas a votar a favor suyo... precisamente por ese detalle
por lo tanto, no alfieri, su handicap no sería ése, sino el otro que mencionaste, su racismo. y la verdad que no sé de dónde le sale tanto racismo al bayly, porque blanco no es precisamente, pero en fin... oye, ¿una sola botellita de pisco llevarías para seguir la chachara con el ricky? no pues, y deja de joderlo, que siga apoyando a bayly en paz, sigan tomando por otras razones, pero no seas codo, llévate un par siquiera y trata de tomarlo al estilo tequila: limoncito, salecita, traguito, limoncito, salecita, traguito...¡ay qué rico!
Jaime hizo una buena mezcla de racismo y buen humor cuando entrevistó a José Luis Risco, candidato a la vicepresidencia en las Generales de 2001. Luego de basurearlo por su falta de cultura concluyó: "Negro, contigo me juego una pichanga, me tomo un par de chelas, pero no votaría por ti".
Apoyo tu visión, Bayly no es un candidato para tomar en serio, pero mil veces votaría por él antes que por Keiko o Humala.
Por Keiko no votaría porque veo en ella a la mierda de su padre y me jode su propuesta reelectoral. Por Humala tampoco porque cree que el lenguaje del comunismo, el socialismo o el nacionalismo es la dictadura a lo Chávez.
Aparte, debo confesar que hay algunas propuestas que me simpatizan de Bayly, como la de anular el congreso. Más sé que eso nunca sucederá.
Bayly puede ser Presidente no por gay ni por provocador. No por blanquiñoso o racista. Simplemente puede ser tan Presidente como Susy Díaz fue Congresista. Y no los pongo al mismo nivel intelectual. Sino que en Perú todo puede pasar en política, todo. Eso ya está probado, comprobado y patentado.
Así que es probable -inmensamente más probable- que lo veamos en Palacio, antes que el actual Alcalde de Trujillo. De eso no tengo la mejor duda.
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