lunes, 6 de julio de 2009

carta a abencia

Señora Abencia Meza:
(no pongo ‘querida’ porque no la conozco, tampoco ‘estimada’ porque no la estimo —eres difícil de estimar—, también sonaría falso de mi parte poner: ‘de mi mayor consideración’)

Quien le escribe esta carta es un desconocido y seguro seremos desconocidos por siempre. Soy un peruano como tantos que sigue con morbo mediático el asesinato de Alicia Delgado. Está jodida con tantas evidencias circunstanciales incriminándote. Si la Justicia se valiera de la opinión pública estaría sentenciada y recluida. Más del 90% de los peruanos cree que es la mala, la villana, la asesina en esta telenovela. Salir en defensa suya sería como tener vocación de bonzo. No sé si la consolará en algo, pero yo pertenezco a la pequeñísima minoría que no cree en su culpabilidad. Si fuera juez o formara parte de un jurado mismo Estados Unidos sería el Henry Fonda de Twelve Angry Men, le concedería el beneficio de la duda porque a la fecha no existen pruebas fehacientes para condenarla.

Nunca estudié leyes y no tengo mayor interés de defenderla. Si me inmiscuyo en el caso es por una inquietud, llamémosla literaria, por conocer la verdad. Mi afición adolescente a las novelas de Agatha Christie me hace pensar que usted no es la culpable. Al menos no de forma tan evidente. No soy Hercules Poirot (quizá un poquito panzón como Peter Ustinov) pero mi reparo principal para dudar de su culpabilidad es creer en su inteligencia. Usted, Abencia, no es santa de mi devoción pero la considero una mujer pensante. La habilidad con la que salió adelante, con un hijo a cuestas, en la vida, es clara evidencia que sabe usar la cabeza. No necesitó graduarse en la universidad para ser una eximia marketera. De vendedora de papas en La Parada a distribuidora exclusiva de nuestro peruanísimo tubérculo a la transnacional Lays (de Pepsico). De crear una marca de cerveza y también de panetones con su nombre. De lanzar la marca Abencis para una probable cadena de telos pa’l mate. Desprovista del mínimo talento para el canto y el baile, vio que se podía innovar en la música vernacular a través de popurrís y se posicionó como la ‘reina de las parranditas’. Relanzó la carrera de Alicia Delgado y mercadeándola se mercadeó a usted misma a través del juego mediático de ser lesbianas sin reconocerlo.  

Entonces, si posee tan cacumen y todos sus pasos desde que alcanzó notoriedad han estado fríamente calculados, ¿no parece ilógico o poco inteligente que usted, Abencia, cometa un crimen premeditado contra Alicia Delgado? Por su temperamento impulsivo —de pistolera—, yo la creo capaz en un momento de furia, de acabar con la vida de cualquiera con sus propias manos, pero sabiéndose la principal sospechosa, ¿aún así cometería un crimen tan escabroso? No me cabe duda de que usted, Abencia, sabía de la denuncia por garantías de la Delgado en la gobernación de La Molina, sabía que ella ya la había sindicado como la culpable de cualquier cosa que le pudiera suceder, que se conservaban sus reiteradas amenazas (cuantas veces profirió públicamente: “¡te voy a matar!”); aún así, ¿sería capaz de ejecutar un acto tan salvaje del cual sería declarada culpable en el acto? Lo pensaría si fuera una desequilibrada, mas no creo que lo sea. Es agresiva, arrebatada, pero no estúpida y tampoco psicótica.

Creo, sin descartar su posible culpabilidad, que pueden haber otras personas interesadas en la muerte de la ‘princesa del folclor’.  No se puede descartar la posibilidad de que alguien se haya aprovechado de sus violentos antecedentes para chantarle el crimen. No quedan dudas de que el homicida no es el mayordomo sino el chofer, él mismo lo ha confesado. Aprovechándose de la confianza que la Delgado le tenía —al punto de haber copulado antes de asesinarla sin que haya señales de violación—, Mamanchura la estranguló y le asestó catorce puñaladas. ¿Cuál pudo ser el móvil? Si seguimos la pista del dinero quizá podamos llegar a las personas que se benefician económicamente con la muerte de la mujer a la que una vez amaste con locura. Dicen que se ha extraviado una caja fuerte y un probable testamento que poco debe interesarte. Plata y propiedades son lo que menos usted necesita.

Espero que este caso no quede insoluble como tantos y pronto se sepa quien o quienes tramaron el asesinato de Alicia, a quien una vez usted le dijo: “sólo muerte te vas a librar de mí”. Ahora que está muerta, ¿cómo carajo le hace para librarse de ella?

2 comentarios:

necia dijo...

hum... interesante post. no puedo decir que no creo, tampoco que no creo que sea culpable, espero simplemente que el crimen se aclare y que caiga el peso de la ley sobre el/la culpable; sin embargo, completamente de acuerdo en que todo ser humano merece el beneficio de la duda, abencia tambien

Anónimo dijo...

yo pienso igual que tu aca hay dos personas y tambien incluyo al arpista porque mamanchura lo vio en la cama con alicia y por celos lo mato o se confabularon los dos para hacerlo ahora el arpista se hace el loco, yo si creo en la inocencia de abencia porque ella sabia que alicia habia pedido garantias para su vida en contra de abencia y esos dos se aprovecharon de eso para involucrarla totalmente.