A raíz de mi último
post cronología de una patada a la luna,
me han preguntado si es prudente o no creer en conspiraciones, acusaciones
alucinantes, hipótesis descabelladas y medias verdades. En lo personal
considero que la difusión de alguna teoría depende del sustento que pueda tener,
además de un sano objetivo de querer esclarecer determinado tema y no engañar o
confundir a sus receptores. Existen muchas versiones opuestas a la Verdad
Oficial que merecen salir a la palestra, que hacen bien en llenarnos de preguntas
en vez de entregarnos respuestas.
Las conspiraciones, por supuesto, existen. En cualquier parte siempre hay quien
conspira contra algo o contra alguien. A lo largo de la historia han sido
muchos regímenes los que han complotado contra su pueblo, escondiendo o
maquillando los hechos ante la opinión pública. El porcentaje de
norteamericanos que cree que sus gobernantes gobiernan conspirando es altísimo.
Esa paranoia engendra leyendas, pero también desentierra verdades ocultas. Esta
es una lista de algunas posibles conspiraciones en los Estados Unidos que si
bien no hay que tragárselas en su totalidad, merecen el beneficio de la duda.
En 1898, el acorazado
Maine se hundió sospechosamente en La Habana. Los indicios señalan que fueron
los propios gringos quienes hicieron estallar su barquito, pero la prensa de
William Randolph Hearst se obstinó en sostener que fueron los hispanos por lo
que Estados Unidos le declaró la guerra a España y en poco tiempo Cuba,
Filipinas y Puerto Rico cambiaron de dueño. El Lusitania, barco de turismo
cargado con pasajeros americanos, fue hundido por un submarino alemán frente a
las costas de Irlanda, convirtiéndose en uno de los principales motivos para que
Estados Unidos entrara a la Primera Guerra Mundial. Para alimentar la
aprobación del pueblo, la prensa inventó que en los colegios alemanes se
celebraba la fecha como efeméride. Para entrar a la Segunda Guerra fue
necesario el hundimiento de trece buques de guerra por parte de los japoneses
en Pearl Harbor. Existen sospechas que el Servicio de Inteligencia estaba al
tanto del ataque, pero callaron. En 1964, unas lanchas ametrallaron
supuestamente —no ha quedado claro si
sucedió o no— al destructor Maddox sin ocasionarle mayores daños. El
hecho pasó a la historia como el ‘incidente Tomkin’ y sirvió como justificación
para que Estados Unidos interviniera en Vietnam.
Filmes como Farenheit 9/11 de Michael Moore y otras
versiones, sostienen que la administración de George W. Bush estuvo al tanto
del ataque de Al Qaeda y lo dejaron suceder para luego tomar posesión del
petróleo iraquí. Espeluznante pero probable. Las relaciones petrocomerciales
entre la familia Bush y la familia Bin Laden está comprobada, ¿por qué no
entonces echarle guante a la mayor reserva petrolífera? Al régimen de Saddam
Hussein se le acusó de tener armas químicas, de proteger a Al Qaeda y nada de
eso fue verdad. El 80% del petróleo iraquí es manejado ahora por corporaciones
transnacionales y la administración Obama —a pesar de lo prometido en la
campaña— no ha movido un solo soldado americano de esa nación. Tampoco ha
iniciado investigaciones o juicios contra Bush Jr., quien fuera reelegido
masivamente en 2004, a los tres días que se propaló un vídeo donde Osama Bin
Laden asegura que atacara con mucho más violencia a Norteamérica. Oportuno,
¿no?
Los atentados del 11
de septiembre dejan muchas dudas como por qué se derrumbaron las torres, por
qué se derrumbó la más ‘pequeña’ WTC 7 que nadie menciona, entre otras cosas. Sin
embargo, nada intriga más que el supuesto impacto de un avión contra la fachada
del Pentágono en Washington D.C., sufriendo un daño ínfimo si la comparamos a
la destrucción total de las Torres Gemelas. El boquete parece efecto más bien
de un explosivo o el disparo de un proyectil. No existe ningún registro
fotográfico que demuestre que un Boeing colisionó contra el edificio público
más grande del mundo. Tampoco imágenes de restos de la nave en los alrededores.
Los expertos sostienen que debieron quedar al menos restos de la cola. Sin
embargo, naca la pirinaca.
Creo, como un importante sector
de la humanidad, que John F. Kennedy fue abaleado por su propio gobierno, que
esa tarde de noviembre de 1963 hubo más de un francotirador en Dallas. Creo
también que Lee Harvey Oswald estuvo involucrado en el entuerto y por eso a
menos de 24 horas de arrestado fue asesinado —ajusticiado— por Jack Ruby con
permiso y paciencia de los policías que lo custodiaban, que la famosa Comisión
Warren fue una pantomima y por eso los archivos del caso que serán
desclasificados en 2017 no nos arrojarán respuestas valederas. El asesinato de
Kennedy, por más que lo maquillen, fue un Golpe de Estado, un magnicidio
perpetrado —como sostiene Oliver Stone en JFK—
para empujar a los Estados Unidos a la guerra de Vietnam.
Norma Jean era una mujer
atormentada, frágil en muchos aspectos, pero cuesta creer que haya podido
suicidarse tras una ingesta de barbitúricos, más aún cuando iba a volver a
trabajar en Something’s Got to Give
tras reconciliarse con la Twentieh Century Fox. El documental Marilyn Monroe: The Final Days —bien
narrado por James Coburn— sostiene que víctima de un trance depresivo a ella
misma se le pudo pasar la mano en el medicamento. Sin embargo, el hecho de que
fuera amante de John F. Kennedy y luego pasara a manos de su hermano Bobby,
casado y con ocho hijos, en ese entonces procurador de la Nación, dio hincapié
a que este último la hizo ‘silenciar’. Con los años aparecieron testigos que
mencionaron haber visto a Bobby merodeando la propiedad de Marilyn en Los
Ángeles al momento de su ‘suicidio’.
Improbable —pero
alucinante— tesis muy popular a fines de la década de 1980 que afirmaba que Jimi
Hendrix y Janis Joplin no se suicidaron sino que fueron asesinados por el FBI
en el marco de una estrategia patrocinada por J. Edgar Hoover para salvaguardar
a la juventud americana de las malas influencias. Ambas estrellas de la música
fallecieron con casi dos semanas de diferencia. Hay otra versión que asegura
que Hendrix fue asesinado, pero no por móviles políticos sino monetarios,
señalando como culpable a Michael Jeffrey, su propio manager, quien dicen cobró
una póliza multimillonaria con la muerte del guitarrista.
En julio de 1947 en la localidad
de Roswell, Nuevo México, un supuesto objeto volador no identificado se
estrelló en el desierto. Un general americano se apersonó con sus tropas al
lugar e informó de los hechos, recogidos por el diario local, el Roswell Daily Record. Sin embargo, 24 horas después, el propio
gobierno norteamericano desmintió al militar y declaró que nada había pasado.
El suceso, sin embargo generó muchas dudas y hasta ahora se discute que pasó
realmente en lo que se conoce como ‘El Incidente Roswell’. Yo particularmente
creo que existe vida fuera de este planeta y son probables sus continuas
visitas a lo largo del devenir de la humanidad, por lo que una nave extraterrestre
se averiara y luego el gobierno de Truman decidiera ocultar la información, no
me parece fuera de foco.
Desde el inicio de sus
operaciones en diciembre de 1947, la Agencia Central de Inteligencia —CIA— a
sido la responsable de todas las agresiones en el Exterior a cargo del gobierno
americano, pero eso merece un post aparte. Mientras tanto recomiendo visionar The Good Sheperd de Robert de Niro, la
historia de cómo una fraternidad de Harvard se convirtió luego en la dichosa
central, cuyos oscuros tejes y manejes para evitar el avance del comunismo en
la Guerra Fría, dizque ahora sirve para frenar el terrorismo en el mundo... sólo
que ellos son los expertos principales en sembrar el terror.
2 comentarios:
ya pues fierro, déjate de payasadas, eso de poner tus leyendas in cresscendo (¿lleva doble "s"? corrige si lleva, tengo pereza de revisar) es de la huachafería más... ni siquiera tengo nombre para describirlo... ni ganas de leer tengo toda esta payasada, tas castigado, no leo este post, debe ser una huevada
difer...necia? jajajajaja
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