Alan García fue, es y —agárrense bien fuerte— será hasta que la salud se le acabe, un buen candidato presidencial. Un bolo fijo. Nadie como él en nuestro gallinero político para coquetear con la masa y saber qué frases utilizar o qué imagen proyectar en cada proceso electoral.
Alan el candidato sabe cómo utilizar los medios a su favor. Ha ganado dos de tres comicios presidenciales. En 2001 perdió por escaso margen. En 1985 tenía 36 años, proyectaba juventud, dinamismo, era una inyección de vitalidad en contraparte a una clase política fosilizada que terminaría de extinguirse tras el golpe del 5 de abril de 1992. Al ritmo de “Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz” y con lemas de campaña como “Mi compromiso es con todo los peruanos” y “El futuro diferente”, Alan sacó 44% en Primera Vuelta, porcentaje desmotivador que desmotivó a Barrantes de competir en la Segunda. Su gobierno fue uno de los más desastrosos de la historia y luego tuvo la ‘gentileza’ de ‘crear’, mismo Frankenstein, a un monstruo llamado Fujimori. Otra lindura suya fue demoler la candidatura de Vargas Llosa instaurando en nuestro país el terrorismo mediático (cómo olvidar el spot con imágenes pirateadas del filme The Wall de su tocayo Alan Parker).
Antes de 2006, se equivocaron quienes apostaron que la patada propinada a un humilde trabajador que le quitaba cámara era suficiente para desmoronar su campaña. A Alan le bastó sacar un spot reguetonero, improvisar estrambóticos pasitos de baile. mover las tetas, libar cerveza del mismo pico de botella, para conectar al toque con los sufragantes. Insisto, Alan es un capo como candidato, un monstruo de la comunicación electoral, pero apenas le colocan la banda presidencial y pisa la Casa Pizarro como que se desenchufa de su público. Parece que el poder lo obnubila y eso provoca no sólo que gobierne mal, también que comunique mal.
Comunicación no solamente es repetir la muletilla: “El Perú avanza”. Comunicación es evitar que sucedan hechos luctuosos como el de Bagua que ha sumido al actual régimen en su peor crisis. La torpe reacción gubernamental fue propalar un spot no conciliador que tildaba a la población indígena de asesina y culpaba a los opositores de obedecer a oscuros intereses internacionales. Felizmente lo sacaron del aire en menos de 48 horas. Otro desacierto ha sido publicar unos avisos de prensa firmados por el Apra donde compara estadísticamente el porcentaje de popularidad de Alan con el de Alejandro Toledo en sus primeros tres años de gobierno.
La última perla es el spot propagado en horario estelar, que nadie lo firma, donde aparecen varios peruanos satisfechos con lo que Alan ha logrado en salud, empleo y vivienda. No sólo es un acto desesperado por frenar su caída en las encuestas, es un pésimo precedente para las autoridades ediles y regionales que utilizan gran parte de sus presupuestos para promocionarse. Aparte de eso, el spot es poco efectivo. Repetir “¡Gracias, Alan!” tantas veces por tantas personas muy poco convincentes suena bastante falso. En vez de aceptación debe generar escepticismo —cuando no rechazo— de unos receptores que dándole la vuelta al mismo mensaje, le deben estar respondiendo así:
¡Gracias, Alan! ...por los muertos oficiales y no oficiales en Bagua. Por rematar diversos lotes de la Amazonia al mejor postor. Por la mecida a las comunidades indígenas y por compensar a Velásquez Quesquén —el principal ‘mecedor’— con el premierato.
¡Gracias, Alan! ...por quienes mueren por el friaje en Puno. Por la desatención y discriminación en diversas zonas del país. Por no tener una estrategia definida para impulsar el desarrollo en educación, nutrición y salud.
¡Gracias, Alan! ...por no cumplir con tus promesas electorales. Por asegurar que ibas a cobrar los impuestos dejados de cobrar a las mineras por Fujimori y tampoco hacerlo tú, por decir que ibas a anular la renta básica a la Telefónica y tampoco lo has hecho, por mostrarte en contra de la firma del TLC y ahora convertirte en su principal impulsor.
¡Gracias, Alan! ...por repetir la corrupción de tu primer gobierno. Por las ambulancias y patrulleros malequipados y de segunda. Por el escándalo de los petroaudios. Por agregar dos palabrejas al léxico popular: ‘faenón’ y ‘aceitadita’ y premiar a tus correligionarios involucrados con la gollería del arresto domiciliario.
¡Gracias, Alan! ...por flexibilizar las leyes laborales, al punto de beneficiar al empleador y no al empleado que si reclama es despedido por no ‘alinearse a las políticas de la empresa’. Porque en la campaña de 2001 mencionaste hablaste de eliminar a las ‘services’ y hoy, simplemente, te olvidaste del asunto.
¡Gracias, Alan! ...por haber hecho que tu partido abdique de sus principios, de su doctrina antiimperialista, de la utopía del ‘pan con libertad’, por gobernar contrario a los postulados de Haya de la Torre. Por mantenerte rodeado de una retahíla de ineptos, sanguijuelas y comechados, demostrándonos que el partido de la Estrella no ha renovado cuadros.
Los peruanos fuimos imbéciles al reelegirte. Pero cuidado, la imbecilidad tiene límites.
Alan el candidato sabe cómo utilizar los medios a su favor. Ha ganado dos de tres comicios presidenciales. En 2001 perdió por escaso margen. En 1985 tenía 36 años, proyectaba juventud, dinamismo, era una inyección de vitalidad en contraparte a una clase política fosilizada que terminaría de extinguirse tras el golpe del 5 de abril de 1992. Al ritmo de “Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz” y con lemas de campaña como “Mi compromiso es con todo los peruanos” y “El futuro diferente”, Alan sacó 44% en Primera Vuelta, porcentaje desmotivador que desmotivó a Barrantes de competir en la Segunda. Su gobierno fue uno de los más desastrosos de la historia y luego tuvo la ‘gentileza’ de ‘crear’, mismo Frankenstein, a un monstruo llamado Fujimori. Otra lindura suya fue demoler la candidatura de Vargas Llosa instaurando en nuestro país el terrorismo mediático (cómo olvidar el spot con imágenes pirateadas del filme The Wall de su tocayo Alan Parker).
Antes de 2006, se equivocaron quienes apostaron que la patada propinada a un humilde trabajador que le quitaba cámara era suficiente para desmoronar su campaña. A Alan le bastó sacar un spot reguetonero, improvisar estrambóticos pasitos de baile. mover las tetas, libar cerveza del mismo pico de botella, para conectar al toque con los sufragantes. Insisto, Alan es un capo como candidato, un monstruo de la comunicación electoral, pero apenas le colocan la banda presidencial y pisa la Casa Pizarro como que se desenchufa de su público. Parece que el poder lo obnubila y eso provoca no sólo que gobierne mal, también que comunique mal.
Comunicación no solamente es repetir la muletilla: “El Perú avanza”. Comunicación es evitar que sucedan hechos luctuosos como el de Bagua que ha sumido al actual régimen en su peor crisis. La torpe reacción gubernamental fue propalar un spot no conciliador que tildaba a la población indígena de asesina y culpaba a los opositores de obedecer a oscuros intereses internacionales. Felizmente lo sacaron del aire en menos de 48 horas. Otro desacierto ha sido publicar unos avisos de prensa firmados por el Apra donde compara estadísticamente el porcentaje de popularidad de Alan con el de Alejandro Toledo en sus primeros tres años de gobierno.
La última perla es el spot propagado en horario estelar, que nadie lo firma, donde aparecen varios peruanos satisfechos con lo que Alan ha logrado en salud, empleo y vivienda. No sólo es un acto desesperado por frenar su caída en las encuestas, es un pésimo precedente para las autoridades ediles y regionales que utilizan gran parte de sus presupuestos para promocionarse. Aparte de eso, el spot es poco efectivo. Repetir “¡Gracias, Alan!” tantas veces por tantas personas muy poco convincentes suena bastante falso. En vez de aceptación debe generar escepticismo —cuando no rechazo— de unos receptores que dándole la vuelta al mismo mensaje, le deben estar respondiendo así:
¡Gracias, Alan! ...por los muertos oficiales y no oficiales en Bagua. Por rematar diversos lotes de la Amazonia al mejor postor. Por la mecida a las comunidades indígenas y por compensar a Velásquez Quesquén —el principal ‘mecedor’— con el premierato.
¡Gracias, Alan! ...por quienes mueren por el friaje en Puno. Por la desatención y discriminación en diversas zonas del país. Por no tener una estrategia definida para impulsar el desarrollo en educación, nutrición y salud.
¡Gracias, Alan! ...por no cumplir con tus promesas electorales. Por asegurar que ibas a cobrar los impuestos dejados de cobrar a las mineras por Fujimori y tampoco hacerlo tú, por decir que ibas a anular la renta básica a la Telefónica y tampoco lo has hecho, por mostrarte en contra de la firma del TLC y ahora convertirte en su principal impulsor.
¡Gracias, Alan! ...por repetir la corrupción de tu primer gobierno. Por las ambulancias y patrulleros malequipados y de segunda. Por el escándalo de los petroaudios. Por agregar dos palabrejas al léxico popular: ‘faenón’ y ‘aceitadita’ y premiar a tus correligionarios involucrados con la gollería del arresto domiciliario.
¡Gracias, Alan! ...por flexibilizar las leyes laborales, al punto de beneficiar al empleador y no al empleado que si reclama es despedido por no ‘alinearse a las políticas de la empresa’. Porque en la campaña de 2001 mencionaste hablaste de eliminar a las ‘services’ y hoy, simplemente, te olvidaste del asunto.
¡Gracias, Alan! ...por haber hecho que tu partido abdique de sus principios, de su doctrina antiimperialista, de la utopía del ‘pan con libertad’, por gobernar contrario a los postulados de Haya de la Torre. Por mantenerte rodeado de una retahíla de ineptos, sanguijuelas y comechados, demostrándonos que el partido de la Estrella no ha renovado cuadros.
Los peruanos fuimos imbéciles al reelegirte. Pero cuidado, la imbecilidad tiene límites.
6 comentarios:
osea que alan es bueno para llegar al poder pero al llegar debería pasar el mando a otro... lástima que así no juega caballo loco
y sí somos imbéciles, no jodas. le dejamos llegar dos veces, eso nos pinta de cuerpo entero, en especial a los apristas, que por llegar al poder no vacilan en revivirlo una y otra vez porque no tienen un candidato más carismático que les permita llegar a la mamadera una vez más
¿"…por la repetir la..."? edítate antes que lo haga yo porque yo carajeo cuando lo hago, y a diferencia de otros, tú puedes hacerlo solo, así es que apúrate
o sea, necia, "o sea" no se escribe "osea"... pero igual agradezco que me edites, odio los lapsus pájarus. Edítame y carajéame a tu regalado gusto (y no te rasures de paso).
Es cierto, de imbecilidad los peruanos estamos hechos porque repetir dos veces el mismo chancho... Tu valioso aporte ha hecho que cambie también el remate.
no fuimos imbéciles, él era el mal menor, era él o la cagada de humala, ahora será humala contra keiko, somos imbéciles en no exigir bien nuestros derechos, en permitir que todo esto pase y quedarnos en silencio, y solo hablar cuando ya está todo consumado, si solo se nos toca elegir cada 5 años, qué más podemos hacer.
En el último proceso electoral se presentaron 24 candidatos entre los que estaban Lourdes Flores, Valentín Paniagua (no imaginábamos que se iba a morir a los pocos meses), Jaime Salinas, Susana Villarán, etc. ¿Quiénes quedaron en segunda vuelta? Ollanta y Alan. ¿No fue eso una imbecilidad?
claro que sí fue una imbecilidad. y tú akiles, no me vengas con que ahora será humala contra keiko, ¿no piensas dar la pelea? ahí está shanti, yude, hasta toledo, no seas pesimista, no podemos ser tan piñas los peruanos como para merecer tanta desgracia, no llames a la mala suerte y que tu mala vibra se la lleve el diablo
yo vote por susana villaran en la primera vuelta, yude toledo?? jjajaa que mierda nos espera jajaja
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