lunes, 17 de agosto de 2009

últimas palabras (para cada ocasión)

Por lo general, la primera palabra que pronuncian los seres humanos es ¡mamá! —aunque de mi hijo fue ¡papá!, así le joda a mi esposa—, expresa de manera gutural e instintiva, asociándola a la persona que nos garantiza la supervivencia. No sucede lo mismo cuando sentimos a la Parca respirándonos en el cuello y podemos darnos el gusto de decir un término o una frase que sorprenda a quienes nos escuchan y nos sobreviva en el tiempo. La presente es una compilación de palabras estertorosas, precisas según el estado de humor de quien las menciona. Muchas tan ingeniosas como Un comercial y regreso de Ferrando o Eso es todo, amigos de Porky.

AJUSTICIADOS: No le dará ningún trabajo. Tengo el cuello muy fino (Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII, antes de morir decapitada). No sé. Es la primera vez que me ejecutan (Maximiliano de Habsburgo, emperador de México, frente al pelotón de fusilamiento, cuando otro de los condenados le preguntó si esa era la señal de ejecución). No vine a hacer un discurso. Vine a morir (Cherokee Bill, pistolero americano del siglo XIX, ahorcado a los veinte años). Gracias, señor (Mata Hari al cumplirse su solicitud de un espejito para empolvarse la nariz antes de ser fusilada).

ALGÓFOBOS: Déjenme tranquilo, no voy a vivir mucho tiempo (George Washington, oponiéndose a la aplicación de sangrías). LSD, 100 microgramos (Aldous Huxley, indicándole por escrito a su mujer que prefería el ácido lisérgico antes que los sedantes. Le aplicó dos dosis antes de morir).

APASIONADOS: ¡Qué pena morir cuando me queda tanto por leer! (Menéndez Pelayo).  

APURADOS: ¡No más! (Federico Chopin). Máteme, si no usted es un asesino (Franz Kafka a su médico). ¡Dispárame en el pecho! (Benito Mussolini, cuyo cadáver y el de su amante, Claretta Petacchi, fueron colgados en una plaza de Milán).

BENDITOS: Amaos los unos a los otros (George Harrison).

CONFIADOS: Ellos no podrían darle a un elefante desde esta distancia (John Sedgwick, General de la Unión en la Guerra de Secesión, minutos antes de caer muerto por el disparo de un francotirador). No te preocupes, no está cargada... (Terry Kath, guitarrista de Chicago, tras limpiar su pistola, se la puso en la cabeza y... jaló le gatillo).

CUMPLIDOS: Crito, le debo un gallo a Asclepio, encárgate de pagarle (Sócrates, dirigiéndose a su discípulo, luego de beber cicuta).

CREYENTES: ¡Hey, Rama! (Mahatma Gandhi, tras recibir el disparo que acabó con su vida). Déjenme ir a la casa del Padre (Juan Pablo II, según la versión oficial de El Vaticano, después de la muerte del Pontífice. La versión inmediata —y no oficial— fue que murió diciendo: Amén). Jesús, te quiero. Jesús, te quiero (Madre Teresa de Calcuta). Yo sé en quién he creído (Ellen Gould White, profetiza adventista). Señor, ayuda a mi pobre alma (Edgar Allan Poe). ¿Por qué no? Después de todo le pertenece (Charles Chaplin, tras escuchar al sacerdote decir: Qué Dios se apiade de tu alma).

DESCREÍDOS: ¡No te atrevas a pedirle a Dios ayuda por mí! (Joan Crawford al escuchar a su mayordomo orar en voz alta). No es momento para hacerse de nuevos enemigos (Voltaire, cuando el sacerdote le solicitó que abjurase del Diablo).

DESGANADOS: Estoy aburrido de todo esto (Winston Churchill, antes de caer en coma y morir nueve días después). Estoy cansado de luchar (Harry Houdini). ¡Es absurdo! ¡Esto es absurdo! (Sigmund Freud). Odiaría morir dos veces. Es muy aburrido (Richard Feynman, Premio Nobel de Física, tras soportar dolorosos tratamientos contra el cáncer, por lo que decidió suspenderlos). Querido mundo, te dejo porque estoy aburrido. Siento que he vivido suficiente. Te dejo con tus preocupaciones, en esta dulce cisterna. Buena suerte (George Sanders en su nota de suicidio). Ya no tengo pasión, y entonces recuerdo, es mejor quemarse que apagarse lentamente. Paz, amor, empatía (Kurt Cobain en su nota de suicidio, refiriéndose a la canción My My Hey Hey (into the black) de Neil Young). Espero que la salida sea alegre y espero no volver nunca (Frida Kahlo).

DESPRENDIDOS:Sobre la Tierra hay millones de personas que sufren. ¿Por qué me cuidan a mí solo? (Leon Tolstoi). ¿Hay alguien herido? (Robert Kennedy, después de recibir el disparo, antes de caer en coma).

ECUÁNIMES: Entonces, firmad la paz (Epaminondas, al enterarse que sus dos posibles sucesores habían muerto en la batalla de Mantinea).

EMPLAZADORES: Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios. A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año (Jacques de Molay, último maestre de la orden de los Templarios, antes de achicharrarse en la hoguera. Sea por maldición o por intervención divina, el emplazamiento se cumplió. El papa Clemente V murió a los 33 días de ejecutado de Molay, en el castillo de Roquemaure, presumiblemente envenenado. Felipe IV de Francia murió misteriosamente nueve meses después mientras cazaba). Arderé, pero eso no es sino un hecho. Seguiremos discutiendo en la Eternidad (Miguel Servet, antes de morir en la hoguera, a Juan Calvino, su rival en cuestiones teológicas y principal instigador en dictar su sentencia). 

ENCARADORES: ¿También tú, hijo mío? (Julio César, cosido a cuchilladas a traición en el senado romano, dando cabida al rumor de que Bruto, uno de los conspiradores, fuera hijo suyo. En la obra Julio César, Shakespeare tergiversó la frase y popularizó: ¿Tú también, Bruto?). Amé la justicia y odié la iniquidad, por eso muero en el destierro (Gregorio VII al abdicar al papado tras una rebelión en Roma. Murió exiliado en Salerno).      

GRACIOSOS: No Juana de Arco... (Buster Keaton, al momento que alguien le tocó los pies y dijo: “Los muertos tienen los pies fríos”). ¡Cara de poto! (Vicente Huidobro a la pintora Heriette Petit, quien lloraba en su lecho de muerte). 
 
INSEGUROS: De verdad, ¿tengo pinta de marica? (Rodolfo Valentino, a los médicos que lo atendían). ¿En serio nadie la entiende? (James Joyce, preocupado porque los críticos calificaron su novela Finnegans Wake de incomprensible).

LABORIOSOS: Ocho horas con fiebre, ¡me habría dado tiempo de escribir un libro! (Honoré de Balzac). ¡No desordenen mis círculos! (Arquímedes, absorto en unos trazos geométricos en el suelo. Fue asesinado por un centurión romano en la conquista de Siracusa). ¡Hay que meter la cortina de la ducha por dentro! (Richard Hilton, propietario de la cadena de hoteles Hilton, a uno de sus empleados). De acuerdo a la política del Canal 40, la de llevarle lo último de violencia a todo color, van a ver en primicia otro intento de suicidio (Christine Chubbuck, presentadora del noticiero, quien el 15 de julio de 1974 sacó un revólver y se disparó en la cabeza en vivo. Murió en el hospital catorce horas más tarde).    

LAMENTOS: He arado en el mar (Simón Bolívar. Otras fuentes señalan que fueron estas palabaras: ¡Vámonos! ¡Vámonos! ¡Esta gente no nos quiere en esta tierra). ¡Qué gran artista perece conmigo! (Nerón). Nunca debí cambiar el whiskey por los martinis (Humphrey Bogart). El dinero no puede comprar la vida (Bob Marley, víctima de cáncer a los 36 años). Es una pena irse. Esto comienza a ponerse divertido (Louis Gay-Lussac, químico y físico francés, a propósito del avance de la ciencia). Todas mis posesiones por un momento de tiempo (Isabel I de Inglaterra).    

LEGADOS: ¡Al más fuerte! (Alejandro Magno, al momento de preguntarle quien le debía suceder. Dicen que mencionó Kráteros, nombre de uno de sus generales que no estaba presente, pero los demás se hicieron los idos y ‘escucharon’ kratistós (“al más fuerte”)).

LISURIENTOS: ¡Carajo, un balazo! (José Antonio de Sucre, según Ricardo Palma en El carajo de Sucre. El mariscal jamás propaló una gruesa interjección, salvo antes de morir en una emboscada). ¡Mierda! (Walt Whitman).

MINIMALISTAS: ¡No es nada! ¡No es nada! (Francisco Fernando, Archiduque de Austria, antes de perder la consciencia, tras ser herido de bala en Sarajevo). No se preocupen. ¡Tranquilos! (Rajiv Gandhi, Primer Ministro de la India, a sus miembros de seguridad, poco antes de morir asesinado por un terrorista suicida). Morir es fácil, la comedia es difícil (George Bernard Shaw).

NICTÓFOBOS: ¡Luz! ¡Más luz! (Johann Wolfgang Goethe) Veo una luz negra (Víctor Hugo).    
 
NOSTÁLGICOS: Alain, ¿sabes una cosa? ¡Te extraño! (Ayrton Senna a Alain Prost, su archirrival en la Fórmula Uno —ya retirado—, 25 minutos antes de morir).

OPTIMISTAS: Vete... Estoy bien (H.G. Wells). ¿Me estoy muriendo o es mi cumpleaños? (Lady Astor quien despertó y vio a toda su familia rodeando su lecho).

POÉTICOS: Desde el día que nací, mi muerte empezó su paseo. Está caminando hacia mí, sin prisa (Jean Cocteau).

PRECAVIDOS: ¡Que esté preparado mi traje de cisne! (Ana Pavlova).  

RECONOCIMIENTOS: Francia. Ejército. Josefina (Napoleón Bonaparte). ¡Mozart! (Gustav Mahler). ¡Modigliani! (Pablo Picasso, refiriéndose a su encarnizado rival, fallecido décadas atrás).

RESERVADOS: No he dicho ni la mitad de lo que vi (Marco Polo, refiriéndose a su viaje a Cathay).

RESIGNADOS: Amigos, aplaudan, la comedia ha terminado (Ludwig Van Beetohven). ¡Bajen el telón! La farsa terminó (François Rabelais).

SATISFECHOS: ¡Vamos, fuera! ¡Las últimas palabras son para los idiotas que no han dicho suficiente! (Karl Marx a Friedrich Engels).

VALIENTES: Sé que han venido a matarme. ¡Disparen!, sólo van a matar a un hombre (Che Guevara).

VANIDOSOS: No os olvidéis, sobre todo no os olvidéis, de mostrar mi cabeza al pueblo; merece la pena (Georges-Jacques Danton antes de ser guillotinado, curiosamente su rostro había sido deformado por la viruela. También llegó a maldecir a su ex compañero revolucionario: De lo único que me arrepiento es de irme antes que esa rata de Robespierre). ¡Escriba usted que he dicho algo! (Pancho Villa a un periodista al sentirse herido de muerte).

VATICINIOS: Habrá guerras... hay que prepararse (Máximo Gorki). Tengo un terrible dolor de cabeza (Franklin Delano Roosevelt, antes de morir de hemorragia). Sé lo que el mañana traerá (Fernando Pessoa). Mañana ya no estaré aquí (Nostradamus).

3 comentarios:

necia dijo...

¿no que no eras huachafo? esas resaltadas de letras no me vas a decir que el sistema lo hizo sin que tú lo supieras, aparte que se cambió el tamaño de las mismas y las itálicas están que bailan, el texto se ve feísimo... ¡bingo! algo más feo que tu cara: los arreglos que les haces a tus posts... menos mal que no eres mujer, estoy segura que te maquillarías como una vieja loca

ya no digo más porque me vas a banear, pero no voy a llorar si lo haces, tenlo por seguro

alfieri dijo...

debo haber sido una vieja loca y profunda en otra vida, maquillada como puta del moulin rouge... Disculpa mi ignorancia, ¿qué es "banear"? Si es algo parecido a censurar... eso no lo haría jamás. Tus necedades son acaso lo más divertido de este blog.

necia dijo...

jajajaja deveras? a esa vieja loca me hubiera gustado conocerla, de hecho que eras mas interesante en tu otra vida. y si, eso me parecia, releo mis necedades y me entretengo mas que con tus posts, sin contar que los pocos que te visitan lo hacen tambien por las mismas razones

tienes correa fierrito... sigue asi (disculpa las faltas, esta compu no le "inteligenta" al espaniol)