domingo, 6 de diciembre de 2009

ac/dc en river, con mi hermano

Bueno, quien estuvo en el Monumental de River el pasado domingo 6 de diciembre —tercer y último concierto de AC/DC en Baires, con sesenta mil personas promedio en cada uno— fue él, yo no. El paquete turístico con entrada en occidente baja —a sesenta metros del escenario— le costó ¡827 dólares!, lo que me pareció una bicoca. De haberme avisado la oferta con tiempo, hijoputa, seguro te habría acompañado. Su primera timbrada vía Nextel de ese domingo fue a las cinco y media de la tarde. Ya estaba instalado en su localidad numerada. Me informa que en el escenario se ve la campana que luego doblará cuando toquen Hells Bells, primer track del Back in Black.

Determinar cuál es el mejor disco de AC/DC es tarea complicada. Back in Black, editado en 1980, es el más exitoso. Figura entre los cinco discos más vendidos de la historia. Fue también su primer long-play editado en nuestro medio por la extinta El Virrey. Mi hermano lo compró en 1981 y de inmediato nos volvimos fanáticos, pasión que aún perdura y seguro nos acompañará a la tumba. AC/DC fue nuestra segunda banda de rock ‘duro’. Antes de ellos, mi generación había conocido a Kiss, cuya parafernalia —la de los rostros pintados y la lengua extra-large de Gene Simmons— era harto conocida por todos y eso aumentaba su popularidad (el filme Kiss Meets the Phantom of the Park se estrenó por esos días). A la banda de los hermanos Young en cambio no era posible conocerlos, la funda del Back in Black era totalmente negra y carecía de fotografías. Sin embargo, en el sonido de los australianos había una fortaleza más prístina y menos comercial que en el grupo de Paul Stanley. Los diez temas que componen el primer disco con Brian Johnson como vocalista son parejos. La masa seguro seguro se decantará por You Shook Me All Night Long —que no fue popular en su momento, sino siete años después cuando fue relanzada en el Who Made Who—. A mi hermano le encantaba Have Drink on Me y Shoot to Thrill, a mí Back in Black, seguido por Rock and Roll is Bad Pollution y Let Me Put My Love in to You (frase de este modesto blog).

El concierto empezó a las nueve de la noche, hora de River (siete, hora peruana). Abrieron con Rock’n’Roll Train de su última placa: Blak Ice. Mi hermano se conecta conmigo cuando tocan Dirty Deeds Done Dirt Cheap y consigue lo que no me imaginé se podía lograr: estar con AC/DC a través de un artilugio telefónico.

For Those About to Rock (We Salute You) fue el segundo disco de AC/DC que llegó a la casa, funda de color ladrillo que se abría para mostrar una gran fotografía de la banda sobre el escenario. Fue el primer vinilo que con mis propinas compré en mi vida. Era 1982 y mi púber entusiasmo me hizo creer que era tan bueno como su predecesor. Aparte del tema homónimo, mis favoritos eran Inject the Venom, Night of the Long Knives y Evil Walks (tema injustamente ignorado, por eso quizá figura en mi top-ten personal de la la banda).

Para el verano de 1983, AC/DC era una banda lo suficientemente popular en nuestro medio. No gozaba de difusión radial pero eran reconocidos en los incipientes circuitos ‘metaleros’ que ganarían mayor fuerza al año siguiente con la irrupción de Scorpions, Iron Maiden, Motörhead, etc. —aunque a estos australianos jamás les gustó que los encasillaran en el Heavy Metal, ya que ellos consideran que hacen puro y genuino rock'n'roll—. Ese verano discos El Virrey editaría la primera placa ‘internacional’ de la banda: High Voltage. Pero, un momento, ese que canta no es el vocalista de siempre, el tono de voz (afinado con Jack Daniels) al que estábamos acostumbrados cedía paso a una voz más aguda y hasta cierto punto ‘afeminada’. El misterio sería aclarado cuando corrieron los rumores —era la manera como nos informábamos de música antes de la Internet— de que se trataba del primer vocalista, un tal Bon (Ronald Belford) Scott que murió, versión uno: por sobredosis; dos: acuchillado en una pelea callejera; tres: por inyectarse mostaza en las venas... la verdad es que murió ahogado con su propio vómito tras una borrachera. Debido a la creciente demanda, El Virrey continuó editando más discos de la primera etapa de la banda: Let There Be Rock, Dirty Deeds Done Dirt Cheaps, ’74 Jailbreak y If You Want Blood (You’ve Got It). Nunca se editaron en el Perú Power Age y el magnífico Highway To Hell.

Gonzalo a través del Nextel cantaba —cómo carajo decirle que se calle para poder escuchar—, le llegaba el turno a The Jack, TNT, Dog Eat Dog. Si definir cuál es el mejor disco de AC/DC es complicado, elegir su mejor canción es algo imposible. La banda tiene varias canciones notables, número necesario para convertirse en ‘leyendas vivas’. A lo largo de la década de 1980 —conforme crecía— mi etiqueta de ‘mejor canción’ fue mutando hasta que me decidí por lo que hasta ahora considero mi favorita: Whole Lotta Rossie, último track del Let There Be Rock. La tonada te atrapa desde los riffs introductorios que dan pie a que Bon diga: Wanne tell you a story, ‘Bout a woman I know. When it comes to lovin’, She steals the show. She ain’t exactly pretty, Ain’t exactly small. Forty-two, Thirty-nine, fifty-six, You could say she’s got it all! La letra, compuesta por Scott, habla de tener sexo con un ‘mujerón’, no precisamente escultural, sino más bien obesa. Según palabras del cantante, se trató de la experiencia coital más grande de su vida y para mi modesto parecer, Angus Young —eximio guitarrista— construye y ejecuta el mejor punteo de guitarra en la historia del rock’n’roll. Desde el inicio hasta el clímax casi orgásmico y el propio cierre, no hay nada que se le pueda comparar. Nada hecho por Page, Clapton, Gilmour, Blackmore o Hendrix. Slash intenta acercarse con Sweet Child O’Mine, pero no llega a ser Whole Lotta Rossie, concebida por un jovencísimo Angus que todavía no llegaba a los veinte años. Por el Nextel, mi hermano me cuenta que en ese tema no hay un gran globo con una mujer obesa vestida de rojo como en otros conciertos. Angus más bien se coloca encima de una locomotora (que sirvió para el primer tema de la noche) y literalmente recorre el diapasón de su guitarra como si se estuviera corriendo la paja. Me asegura que el guitarrista sobre el escenario toca y se mueve como si tuviera treinta años (y ya pasó los cincuenta). “Este hijo de puta ha hecho un pacto con el Diablo”. Bien por él. Tiene la edad de mis suegros y aún le va bien vestirse de colegial.

En 1983 todavía me era difícil definir quien era quien en AC/DC. A mediados de ese año proyectaron en el cine Star de Trujillo una única función en Vermouth de Let There Be Rock, documental francés sobre la banda a propósito de una presentación en ese país —parte de la última gira de Bon Scott (en la película admite tener problemas porque “bebe demasiado”—. Fue la primera vez que los vi en acción, en un escenario minimalista, sin escenografías, luces recargadas o efectos pirotécnicos. Era solamente una banda de rock'n'roll entregada a su público. Toda la atención se centra en Angus Young (aunque no sabíamos que se llamaba Angus) ni que su hermano se llama Malcom. Todos lo identificamos como el ‘colegial’ pues viste pantalón corto, saco del mismo color, corbata y gorrita, zapatos con las medias caídas. Por la manera frenética como se mueve cautiva nuestra atención de inmediato, impresionándonos cuando se ve obligado a cambiar la guitarra en pleno Whole Lotta Rossie (y continúa tocando mientras un asistente le coloca la correa en la otra guitarra) o cuando es auxiliado con un tanque de oxígeno al agitarse demasiado tras tocar Rocker. No volvería a ver a AC/DC hasta que en Disco Club pasaron el videoclip de I Put the Finger in You y luego en su notable performance en Rock en Río que todo el Perú pudo ver en vivo en enero de 1985 —y grabarla en betamax— gracias a Panamericana, “la gran cadena peruana”.

Días atrás conversaba con Juan Carlos González, uno de mis alumnos en Comunicaciones, más viejo que yo aunque lo intente ocultar (su edad es uno de los secretos mejor guardados de la Facultad), en qué momento perdimos de vista a AC/DC. Convenimos que no fue con el Flick of the Switch, su álbum menos exitoso, a pesar de tener buenos temas como Rising Power o Nervious Shakedown, tampoco con el Fly on the Wall, también con buenas canciones como Shake your Fundations, Danger o Sink the Pink. Menos con el Who Made Who, recopilatorio con el que la banda alcanzó su máxima repercusión mediática. Coincidimos con Juan Carlos que nuestro interés comenzó a decaer con el Blow Up Your Video, incrementándose notoriamente en la década de 1990. Temas como Thunderstruck o Money Talks eran coreadas por generaciones menores que yo que no me entusiasmaba mucho con sus nuevas canciones. El Hard Rock se había empantanado y AC/DC y otras bandas ‘pesadas’ pagaron el precio. 

En noviembre pasado se voceó la presencia de AC/DC en Lima. Los conciertos de Maiden en marzo y de Kiss en abril nos hicieron creer que podía ser realidad... pero no, para otra gira será. Queda contentarse con el concierto de Metallica en San Marcos el próximo enero. A las nueve de la noche en el estadio de River, Angus Young y compañía, quienes tocaron sin parar durante dos horas exactas, ofrecen su último tema: For Those About to Rock, acompañado por las explosiones de ¡nueve cañones! que hicieron estremecer al estadio. Yo desde Trujillo-Perú respondía emocionado: We Salute You pero no como un hombre de treinta y siete años, sino como un imberbe de diez que saludará el buen rock por siempre. 

8 comentarios:

necia dijo...

hum... pero para operarle el pipilín al alfierito no quisiste pagarle al primer doctor el equivalente de casi la octava parte del precio de esa entrada porque te pareció un asalto en descampado y con su cogoteada más. ahora me sales con que 827 dólares es una bicoca, well... prioridades que le dicen

oye, ¿y es tu hermano de verdad o nomás le dices así? porque lo tas hijoputeando, creo que ya no entiendo nada

alfieri dijo...

Sí, somos hermanos de padre y madre. Parece que lo de hijoputear horroriza tus ojitos cucufatos que toma la expresión de manera literal. Yo por ejemplo tengo mucho de hijoputa por ACTITUD más que por haberme parido una mujer de dudosa moral.

Ahora, que todas las mujeres tienen algo de putas, lo tienen. Porque como dijo el gran filósofo: LAS MUJERES NACIERON PARA SER CACHADAS.

JUAN CARLOS GONZÁLEZ MORENO dijo...

Parece ayer que estaba parado en discoteca Pérez, donde ahora es “ocoñita” y no sabía que vinilo comprar. Era un concierto visual ver la mayoría de Lps, de AC/DC,Iron Maiden, Black Sabbath, Accept, Judas Priest, el compilatorio “The monsters of rock”,por mencionar algunos. Tiempos aquellos! La buena música era el aire que respirábamos el buen grupo de amigos. Las visitas se hacían con vinilos en mano, luego ver que escuchar. Como si fueran figuritas :“nola”,”yala”: Luego el concierto de rigor.No hubo reunión sin escuchar el mejor disco en vivo : If you want blood (You've got it).
Amábamos a AC/DC hasta el “ Fly of the wall “,pero queda el cariño hacia sus trabajos posteriores.
Suerte el haber escuchado a esos “monstruos”.¿ Quién no tiene canciones de AC/DC en el soundtrack de su vida?

Profesor sobre mi edad:tengo el secreto de Angus,no me envidie.

necia dijo...

ese filósofo debe ser tu alter ego: melcochita

JUAN CARLOS GONZÁLEZ dijo...

jajajajaja.Somos del mismo grupo de cómicos ambulantes

alfieri dijo...

JUAN CARLOS:

De todos los discos que hablas hay uno que no recordaba (porque me lo pelaron) pero me parecía extraordinario: el MONSTERS OF ROCK editado por El Virrey creo en 1981 (lo compré en 1984).

MONSTERS OF ROCK era un Festival que se celebraba anualmente en Gran Bretaña entre 1980 y 1996 y el vinilo que mencionas efectivamente era de la primera edición con bandas como RAINBOW (All night Long), SAXON (backs to the Wall), SCORPIONS (en Another Piece of Meat, Franz Rarebell ofrece una extraordinaria introducción batera), APRIL WINE, TOUCH y una banda llamada RIOT que finaliza el disco con un temón de ocho minutos: Road Racin (el mejor del disco).

Me gustaba mucho ese disco, lo intercambié por "unos días" por el New Jersey de Bon Jovi y nunca más volví a tenerlo. Dec hecho perdí con el cambio.

JUAN CARLOS GONZÁLEZ MORENO dijo...

!Qué coincidencia!Yo lo perdí por el " Slippery When Wet"¡Maldito seas Bon Jovi!

Aquiles Martin dijo...

jajajajja hace tiempo q no leo tus entradas, me divierto de frente con los comentarios, jajajajajjaja
esa necia es un mate de risa