sábado, 12 de diciembre de 2009

diecisiete otra vez

Carta a mis compañeros
de la Promo XXIX
Colegio San José Obrero
Marianistas

No tengo idea de cuantos de ustedes hayan visto 17 Again (Burr Steers, 2009). Yo la tuve que padecer —inevitablemente— cuatro veces en los últimos tres meses en la ruta Trujillo-Cajamarca-Trujillo. La trama de la película me la conozco de memoria: un hombre de treinta y siete años rejuvenece dos décadas y tiene la posibilidad de volver a decidir sobre su futuro; o se casa con su novia (que fue lo que hizo en el pasado) o se convierte en una estrella de basketball (de lo cual se ha arrepentido). No es que el personaje vuelva atrás tipo Kathleen Turner en Peggy Sue got Married (Ford Coppola, 1986), aquí el cuenta con la chance de tener diecisiete en pleno 2009 con dos hijos adolescentes y un matrimonio en crisis. 17 Again es otro filme del montón, una comedia que sigue la formula revejida de Frank Capra —el director optimista por antonomasia— en It’s a Wonderful Life (1946). Si la traigo a colación es porque oportunamente retrata a un hombre de treinta y siete años (hace poco cumplí treinta y ocho) que anhela 1989 y otros años idos. Si bien la vida me ha dado una buena esposa y un hijo que es el vector de mis días, a veces me gustaría tener diecisiete otra vez.

Repetir de año en el colegio para muchos puede ser una desgracia, para mí fue una fortuna. Ser pasajero de dos promociones me ha dado el doble de amigos. Si bien es cierto que básicamente pertenezco a la Promo XXVIII, es innegable que la pasé bien con la gente de la XXIX, haciendo amistades entrañables. Si no me jalaban de año no habría conocido a Luciano, mi ‘comadre’, paño mutuo de lágrimas de amores correspondidos y no correspondidos. A Chito Garrido, loco de mierda, en muchos sentidos un alma gemela. A Tato, Axel, Aivan, el Perro y a muchos más. Si no los menciono no es que no los recuerde, sino que por razones de tiempo (y flojera) prefiero resumir con un general “los aprecio y llevo conmigo los momentos compartidos”. Sin embargo, debo mencionar a Mari Rechkemmer, mi ‘pareja de baile’ y gran amiga de la XXIX y también a Bruno Zumaeta, el gran amigo que perdí por lo que más me gusta hacer: escribir (demás). Si tuviera diecisiete años otra vez, haría la revista de la promo con la misma sal y pimienta, pero procurando que sea un lindo recuerdo para todos. Estoy seguro que mis ‘cómplices’ Chito y Aivan piensan igual que yo. 

Promo XXIX, como repitente que soy, era inevitable que me sintiera mayor que ustedes, pero agradezco que me aceptasen y me cobijaran en su seno. Forman parte de mí las innumerables bromas en el aula, la ‘bomba’ que ‘colocamos’ en el colegio (recreado en uno de los relatos de mi libro Entre Alacranes), la Barra Brava (tener los huevos de enfrentarnos a barrar más numerosas como la del San Juan y el Claretiano), las fiestas (a las que me colé), los ‘villancicos’, los retiros de Confirmación en El Porvenir (las escapadas para fumar un pucho).

Falta exactamente una semana para el reencuentro por los veinte años de egresados. Va a ser imposible que estemos todos juntos de nuevo. Además de los tres compañeros que partieron al viaje eterno, debemos ser la promo del San José con mayor diáspora a Lima y al extranjero, pero estoy seguro que quienes estemos estaremos y la pasaremos de puta madre. Volver a tener diecisiete años es más fácil de lo que uno piensa. 

1 comentarios:

B3 dijo...

Coincidimos en lo de repetir año. Feliz cumpleaños.