viernes, 2 de marzo de 2012

la rebelión del emprendedorólogo

¿Dónde está la riqueza? (Ed. Planeta, 2010) de Nano Guerra-García no es un libro que incentive el espíritu emprendedor del común de los peruanos, es más bien una clara denuncia contra los sistemas estatales, corruptos y burocráticos que atentan contra el emprendimiento y la libre empresa. El texto, vale reconocerlo, está redactado de manera ágil y amena, de manera comprensible, sus doscientas páginas pueden leerse de un tirón (lo tuve que leer por necesidad entre las diez de la noche y dos de la mañana para redactar este informe para el curso Recursos Financieros de la maestría que vengo estudiando) y me encuentro con la agradable sorpresa de que Aquiles Cabrera, mi alumno, colaboró en la corrección de la obra, que salvo algunas observaciones en cuanto estilo, presenta poquísimos errores sintácticos.

Si el lector busca tips o lecciones de marketing para desarrollar su propia empresa, encontrará un pequeño acápite en cada uno de sus seis capítulos. En el primero recomienda a quienes compiten en un mismo nicho de mercado a buscar un elemento diferenciador, o extenderte a ofrecer un bien o servicio distinto pero acorde a los gustos del consumidor. En el segundo, insiste en lo mismo, en una zona o cluster de productos similares, se debe buscar un nicho de especialización. Añade que es importante crear y lanzar tu propia marca ya que otorga identidad y te permite competir con marcas grandes, otorgando una imagen de calidad. En el tercero, a elaborar tus productos en una zona cercana a tu establecimiento comercial, lo que permite tener mercadería a la mano, ahorrar transporte, vigilar la producción y la comercialización. Agrega que puedes convertirte en proveedor de una zona industrial si atinas a proveerles de la materia que necesitan. En el cuarto, adelantarse a los cambios, no esperar a que llegue la competencia con nuevos formatos y te expulsen del mercado. Agrega nuevos bienes, nuevos servicios y responde a las necesidades del cliente. En el quinto, encontrar las necesidades específicas de la gente de tu zona y especializarse en resolver esas necesidades al crear productos adaptados para ellos. Eso es algo que las grandes marcas no pueden hacer y elaboran productos generales. En el sexto, encuentra los productos de tu región y ofrécelos al mundo, desarrolla subproductos y ofrece una ‘aparente’ diversificación... En pocas palabras, nada nuevo para quienes han leído libros de Posicionamiento o de Marketing Guerrillero de autores como Al Ries o Jack Trout.

Sin embargo, a pesar de los ejemplares testimonios de emprendimiento como el del cebichero que se puso a elaborar cerveza artesanal, la que patentó su propia marca de tinta para impresoras, aquel que creó su propia marca de chifles o su propia marca de confecciones en Gamarra, el texto destila una amargura desenfrenada contra el sistema gubernamental, contra las entidades ediles y los recaudadores de impuestos a los que denomina los ‘enemigos del carajo’ (entendiéndose como ‘carajo’ a la forma muy peruana de salir adelante y progresar, enfrentándose con un “¡vamos, carajo!” a todos los desafíos y adversidades). A manera de bitácora personal, casi como si se tratase de un documental de Michael Moore o Douglas Sputlock, Nano nos cuenta sus tribulaciones y bregas infructuosas contra el municipio de San Isidro para que le otorguen licencia de funcionamiento a su propia empresa, trabas burocráticas que sufren también otros emprendedores a manos de Indecopi, Sunat, Defensa Civil, Digesa, Satt, etc., cuyas normas y directrices complotan contra las personas que representan nada menos que el 40% del aparato productivo del país. Por ello, el autor propone una acción política para arrebatarle el poder a los improductivos, a aquellos incapaces de producir riqueza, a quienes hacen negocio pero sólo desde la política, a los ‘parásitos’ que a través de la ‘ley’ buscan exprimir o arrebatar las ganancias de quienes se han esforzado por salir adelante.

Nano, sin embargo, no comparte las medidas extremas del Movimiento Emprendedor Revolucionario (MER) que a la fecha había atentado contra sedes institucionales de la Sunat y de Indecopi, reivindicando la figura de Robin Hood, aquel que robaba a los recaudadores y distribuía el botín entre los pobres. Propone, acaso ingenuamente, medidas de protesta pacífica como ‘El minuto emprendedor’ (un pasacalle colorido que toma las calles de improviso y dan a conocer su malestar a la opinión pública) bajo el argumento de que si los emprendedores se convierten en ‘reaccionarios’, se transforman en lo que realmente el ‘enemigo’ desea. Volvamos a nuestra esencia, a la creatividad, a decir por dónde debe ir nuestro país.

Citado casi con manía bíblica el manuscrito La revolución de las hormigas de un oscuro y siempre omnipresente Simón Oicsamoro (por lo que el libro podría llevar ¿En dónde está Simón? como subtítulo), las tesis propuestas para crear un gobierno gerencial y hacer del Perú un país de propietarios, no dejan de ser relevantes y valederas. La historia la hacen los emprendedores que salen todos los días a progresar, los emprendedores que miran el mundo como acción y no con indiferencia. La historia la harás tú si decides unirte y no esperar a que la tierra se pudra. Nano, al fin y al cabo, nos hace una abierta invitación a la rebelión, a no conformarnos con que las cosas se queden como están. ¿Podremos salir los peruanos de ese marasmo?

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