Foto: Blog de Tilsa Lozano |
Querida Tilsa, nunca habría osado dedicarte unas palabras, mal educado yo ante una dama poseedora de uno de los traseros más apetitosos de nuestro medio, parnaso de cualquier escritor arrecho, capaz de hilvanar los versos más febriles.
He de confesar (¡ay de mí!) que caí en la tentación y fui uno de los tantos que observó tus verdades el sábado pasado, aporté a los cincuenta y tantos puntos de rating, escuchando tus argumentos de mujer dolida, choteada, de la que siempre espera tras la puerta falsa, por culpa de un pelotero que no se atrevió (diosa del Olimpo) ponerte en el sitial que mereces.
El sábado quisiste confesar que estabas enamorada, para matar los rumores de aquella esquina. De paso demostraste ser una culona con cerebro. Sí, conejita de Playboy latino, tus respuestas desnudaban cálculo e inteligencia ante un Beto Ortiz indulgente siempre que le conviene. Supiste maniobrar tus trebejos para generar simpatías y la absolución de la teleaudiencia —hinchas de buenas a primeras, según los comentarios publicados (o seleccionados) en Twitter—; eras Barbra Streisand interpretando Woman in Love y todo el Perú se lo tragó, apoyado por tus lágrimas histriónicas —oportuna cajita de kleenex y rímel corrido— que yo (excúsame), no me las creí.
Desde octubre pasado, los diarios publicaban tus negociaciones con los productores del reality de Frecuencia Latina para que te animes a contar tu verdura. Cuanto billete habrá corrido (astuta empresaria) debajo del tapete —fuera de los 50 mil que te embolsarás si mascullas todititita tu verdad—, vaya uno a saber, así es el show-bizness y la función debe seguir. Si cobras por mostrar el poto, por qué no cobrar por desnudar tus pasiones ocultas. La pornografía de la palabra merece una tarifa, procurando desde luego que no te lancen ninguna pregunta incómoda que cualquier periodista malintencionado haría como: “¿estuvo bien revolcarte con el padre de tres hijos?” o “¿te
hubiera gustado como mujer que a ti te hicieran lo mismo?”
Calma, querida Tilsa, igual que Beto no tengo intenciones de incomodarte. No soy dictador de la moral y la pacatería. No tiro piedras porque tengo
techo de vidrio, no te molestes si digo que sea en el Perú o en la China, tu papel en esta historia es el de la ‘trampa’. Fuiste la cortesana, la concubina, y como tal aspiraste a una legalidad que Varguitas —será ‘loco’ pero no ‘huevón’— nunca tuvo intención de darte. Te mecía, te paseaba y te tuvo, como tantas, a la sombras, tengo que amarte como un cobarde, siendo conversación predilecta de gente que se cree perfecta.Afirmas que fuiste tú quien rompió el amor pirata-de contrabando-ilegal y te creo. Y como una mujer hace por despecho lo que no hace por amor (más si hay negociado de por medio), has hecho de tu love hurt un circo mediático, convertido de lejos en el evento televisivo del año.
Las confesiones de Tilsa, ¡bravo!, qué mejor excusa para no salir esta
noche de sábado. Cállense que ese potito rico tiene algo que decir. No entiendo
cómo los medios de comunicación apenas hacia una semana se habían desgarrado las
vestiduras porque fue invitada al Parlamento para ser partícipe en una campaña en contra del sida. Como si el hemiciclo no representase a todos los peruanos y sólo estuviera reservado para Martha Chávez o Michael Urtecho.Como si el hecho de exhibir sus glúteos en público la vetaran, olvidándose que a punta de “soy soltera y hago lo que quiero”, se ha convertido en un referente de moda entre la juventud y que ataviada con prendas mínimas podría transmitir un mensaje de
precaución contra la epidemia, mejor que la ministra de Salud con su traje
sastre. Para estrechos llamen a los peruanos.
Sin embargo, admito que a la tercera o cuarta pregunta, cuando revelaste tu relación oculta, el programa dejó de tener interés para mí. No me importaron tus viajes a Italia no la amistad del ‘Loco’ con tu viejo. Esperé un poco más para ver si Beto te preguntaba si eras maestra en felaciones o si tu amante de la Fiorentina te había pedido tener sexo contranatura, pero no, el programa se movió en chismes de lavanderas y como tal, opté por ver en YouTube, Straw Dogs de Sam Peckinpah que la tenía pendiente.
Sorry, Tilsa, pero no creo que el próximo sábado te vuelva a ver.
Admitiste lo que tenías que admitir y los detalles no son asunto que despierte
mi curiosidad. Total, el domingo los programas ‘periodísticos’ de la mañana y la
noche repetirán tus verdades y si cambio de canal, igual serás chisme en el
laburo a lo largo de la semana por lo que inevitablemente estaré al tanto de lo
que dijiste o insinuaste decir. Deseo de todo corazón que estos minutos de rating sigan siéndote
propicios.
3 comentarios:
Certero como siempre Alfi...
Muy interesante.
Alfieri, correcto tu enfoque al Show Beto & Tilsa.
Con lo que no concuerdo es tu abuso de las citas en idioma inglés en cursiva. ¿Es difícil escribirlas en español? Este es un vicio que pecan todos los periodistas. ¡Hablen Denegri e Hildebrandt!
Arturo.
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