No me duele el campeonato del Juan Aurich. Me duele
que Alianza Lima no haya campeonado. Puede parecer lo mismo pero existe una
diferencia sutil. Como hincha me hubiera gustado que el título se fuera a La
Victoria, pero como aficionado racional me agrada que se vaya a Chiclayo como
reconocimiento al fútbol empresarial, planificado, cumplido con los pagos. Este
torneo fue corto, polémico y mediocre, llegaron a la final los dos mejores.
Aquí mis conclusiones.
SOBRE LA FINAL ¿Mereció
campeonar el Aurich? Sí, a pesar que no fue superior a Alianza. Los
blanquiazules fueron punteros la mayor parte de las treinta fechas, cosechando
58 puntos (sin los dos de bonificación por el campeonato en el Torneo de
Reservas ni los tres perdidos en mesa ante el CNI), mientras que el Ciclón 56
(sin el punto por el subcampeonato en Reservas). Ambos se enfrentaron cinco
veces, cada uno ganó dos partidos e igualaron uno. En los tres partidos del
Play Off, Alianza ganó merecidamente en Chiclayo, perdió en Matute porque el
árbitro los llenó de amarillas y gracias a la expulsión de Bazán llegó el
desequilibrio chiclayano, en el tercer partido, los grones sin sus principales
figuras (Ovelar, Montaño, Bazán) propusieron más, tuvieron más chances de gol,
pero igualaron los 90’ y el suplementario. En la rueda de penales, pesó la
experiencia de los jugadores del Aurich y campeonaron (pero no fueron
superiores).
SOBRE EL AURICH Junto con
la San Martín y la UCV forman el triunvirato de los «Grupos Empresariales
Emergentes» que ha cosechado cuatro de los últimos cinco títulos del fútbol
patrio, indicador de cuál debe ser el derrotero a seguir. El Grupo Oviedo —propietario de Pomalca
y del equipo— paga buenos sueldos y tiene las planillas al día. Cuenta también
desde hace cuatro años con el mismo plantel base, con jugadores nacionales (Chiroque,
Penny, Ascoy, Guadalupe, Merino) e internacionales experimentados (Tejada,
Ciciliano, Balbuena), aparte de contar con el colombiano Umaña, el mejor técnico
del medio y un factor meteorológico importante como es el viento jugando de
locales (amén del césped sintético). Para convertirse en grande debe invertir
más en infraestructura y apostar por sus divisiones menores en vez de estar a
la caza de los talentos de otros clubes. El título del Aurich es el primero
obtenido por un equipo norteño, lo que de alguna manera reivindica al balompié
de esta parte del país.
SOBRE
ALIANZA
Como en 1993 cuando aparecieron los Sáenz, Jayo, Muchotrigo —dirigidos también
por Arrué— en 2011 la inexperiencia vuelve a jugar en contra de los potrillos. A
la ingenua expulsión de Bazán, se le suma la novatada de Trujillo y Vílchez en
los penales. Quizá los victorianos comenzaron a perder la final semanas atrás
al acumularse los meses impagos, las amenazas de huelga, las disputas por
quienes debían salir a jugar —se dice que entre Arrué, Pepe Soto, Jayo y el mafioso
Alarcón armaban el equipo—, al dejar que la prensa publique antes del Play Off
quienes se quedan y quienes se van a fin de año. Alianza volvió a ser el peor
enemigo de Alianza y por eso no dieron la vuelta. El subcampeonato y la
clasificación a la Libertadores no pueden maquillar la crisis institucional, la
quiebra financiera por malos manejos y contrataciones arregladas. La situación
es casi tan catastrófica como la de la ‘U’ y se vislumbra que el 2012 será un
año de austeridad. Lo que queda ahora es saber vender y adquirir jugadores que
nos garanticen protagonismo. Si no campeonamos, al menos debemos alcanzar
alguna Copa.
¿Y LOS
OTROS?
La crisis de las instituciones tradicionales debe ser aprovechada por los
clubes provincianos. Universitario, al igual que Alianza, deberá
vender a Polo, Flores y Ruidíaz y armarse con lo que tenga en la cantera,
contratando con mesura a uno o dos experimentados. Cristal debe realizar una
pretemporada exigente, donde el plantel se comprometa a sudarla más. No sólo se
trata de contratar, se trata de inculcar mística, eso que los pavos han perdido
—¿la han tenido alguna vez?— y ha hecho que en las últimas temporadas se ubique
en media tabla o coquetee con la baja. Este año, si no fuera por los puntos
ganados en mesa, los rimenses habrían perdido la categoría. San Martín
puede concentrarse en el campeonato local al no tener que participar en la Libertadores
y volver a ser la muela dura de extraer y que le valió un tricampeonato. La César Vallejo
tiene un problema semejante al del Cristal, jugadores bien pagados pero que no
sienten identificación con la camiseta. Seguro se debe al celeste, color insulso
que no estimula. De Cienciano, Melgar o León quien sabe. Ya dieron la
clarinada al acaparar los cupos para la Sudamericana. Con la crisis del fútbol
capitalino, están aptos para repetir el plato.
1 comentarios:
habla alfierro, para cuándo el artículo navideño destroza papanoeles y destroza pesebres de alfieri díaz???
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