Resta muy poco para el inicio de la vigésima Copa del Mundo. Las protestas de buena parte de la población de un país que come y
respira fútbol como ninguno, las obras de infraestructura sin concluir —algunas a cargo de empresas ‘caseritas’ en el Perú como Oderbrecht— y la ausencia de varios astros del balompié a causa de lesiones y exclusiones por parte del Comando Técnico, hacen de esta edición una de las más resistidas y cuestionadas de la historia. Sin embargo, mundial es mundial y es motivo suficiente para que los futboleros nos olvidemos por un mes de tantas miserias humanas. Hace cuatro años publiqué en mis vaticinios de las dieciséis selecciones a superar la etapa de grupos (ver sudáfrica 2010: pronósticos de primera fase) y aficionado a hacerla de ‘Nostradamus del Fútbol’ me animo a hacer el mismo ejercicio que en el mundial anterior. Veamos si tengo mejores augurios.
En el grupo A, Brasil por juego, equipo, tradición, localía y hasta por palanca de la FIFA debe hacerse del primer lugar (quedar segundo los complica con próximos rivales de peso camino a la final). Croacia tiene un jugadorazo como Modric, Camerún tiene a Eto'o, pero me parece que México, que clasificó a este mundial en repechaje tras una magra campaña, es más compacto en todas sus líneas y debe pasar a la siguiente ronda. El grupo B reúne a España y Holanda, los finalistas de Sudáfrica y por genio y figuras deben deshacerse de Chile y Australia,equipos con la mala fortuna de bailar con las más feas. El grupo C asoma accesible para Colombia —qué pena lo de Falcao— que centra sus esperanzas en Guarín y Cuadrado. Grecia —sorpresivo campeón de la Eurocopa 2004— nunca ha pasado la primera fase, tampoco Costa de Marfil de un desgastado Drogba. Nos inclinamos por Japón que prácticamente conserva el plantel del pasado mundial, cuando cayó por penales frente a Paraguay en octavos de final. El grupo D, el ‘grupo de la muerte’, reúne nada menos que tres campeones mundiales. Italia parece el más sólido de la terna, dispuestos a borrar el sinsabor de haber quedado eliminados en la primera ronda de Sudáfrica. Nos gustaría que Uruguay por jugarse en Brasil, el Maracanazo, por Forlán y compañía, supere la fase, pero sin Suárez —su principal figura— sus posibilidades disminuyen bastante (pero con los charrúas nunca se sabe). Me inclino por Inglaterra que me parece dispuesto a cobrarse la deuda añeja de su debut en los mundiales, en Brasil 1950, cuando llegó como favorito y terminó humillado por un haitiano de apellido Gaetjens. Costa Rica, primero en la ronda eliminatoria de la Concacaf, parece condenado a ser el ‘patito goleado’ de la llave. El grupo E, parecía asequible para Francia, pero la lesión de Ribery, líder y conductor natural, aminora bastante su potencial. Sin embargo, igual tiene equipo para pasar la siguiente etapa. Si bien Suiza acabó la ronda eliminatoria invicta y cuenta con un plantel bastante parejo, como sudaca me la juego por Ecuador, equipo aguerrido que no se achica ante ningún rival. Ojo que Honduras, el cuarto equipo de la llave, es un equipo chico con las mismas cualidades que Ecuador. El grupo F se le presenta fácil para la Argentina de Messi y Di María —los gauchos siempre tienen suerte en la primera ronda— y desmereciendo el momento actual de Nigeria —no creo en Irán ni de broma— la debutante Bosnia-Herzegovina de Dzeko debe ser su acompañante. El grupo G no será el grupo de la muerte, pero sí el de la agonía. A pesar de la lamentable lesión de Reus, Alemania es el más fuerte y sigue siendo junto con España y Holanda, los candidatos europeos más serios para alcanzar el título. Portugal con las bajas de Pepe y Meirelles disminuye su accionar considerablemente.Sus posibilidades giran básicamente en cómo llegará Cristiano Ronaldo a esta instancia. Ghana, cuartofinalista en la edición anterior, con Essien y Boateng, nos parece el mejor equipo africano del momento. Pueden malograrle el favoritismo a CR7. Estados Unidos —que no convocó a Donovan— se presenta también como un duro escollo. El grupo H concentra su atención en Bélgica, una selección de segundo nivel en el concierto europeo pero que llega a Brasil con una expectativa bien ganada. Corea del Sur —que ha clasificado a su séptimo mundial consecutivo— debe ser el mejor equipo de Asia, Rusia, anfitrión del próximo torneo, llega con su mejor plantel post perestroika —y con rebrotes de Guerra Fría tras los incidentes en Crimea y Donetsk— pero me juego mis cartas por Argelia, país que tras sus aceptables presentaciones en las Copas del Mundo anteriores, merecen históricamente inscribir su nombre en Octavos.
En el grupo A, Brasil por juego, equipo, tradición, localía y hasta por palanca de la FIFA debe hacerse del primer lugar (quedar segundo los complica con próximos rivales de peso camino a la final). Croacia tiene un jugadorazo como Modric, Camerún tiene a Eto'o, pero me parece que México, que clasificó a este mundial en repechaje tras una magra campaña, es más compacto en todas sus líneas y debe pasar a la siguiente ronda. El grupo B reúne a España y Holanda, los finalistas de Sudáfrica y por genio y figuras deben deshacerse de Chile y Australia,equipos con la mala fortuna de bailar con las más feas. El grupo C asoma accesible para Colombia —qué pena lo de Falcao— que centra sus esperanzas en Guarín y Cuadrado. Grecia —sorpresivo campeón de la Eurocopa 2004— nunca ha pasado la primera fase, tampoco Costa de Marfil de un desgastado Drogba. Nos inclinamos por Japón que prácticamente conserva el plantel del pasado mundial, cuando cayó por penales frente a Paraguay en octavos de final. El grupo D, el ‘grupo de la muerte’, reúne nada menos que tres campeones mundiales. Italia parece el más sólido de la terna, dispuestos a borrar el sinsabor de haber quedado eliminados en la primera ronda de Sudáfrica. Nos gustaría que Uruguay por jugarse en Brasil, el Maracanazo, por Forlán y compañía, supere la fase, pero sin Suárez —su principal figura— sus posibilidades disminuyen bastante (pero con los charrúas nunca se sabe). Me inclino por Inglaterra que me parece dispuesto a cobrarse la deuda añeja de su debut en los mundiales, en Brasil 1950, cuando llegó como favorito y terminó humillado por un haitiano de apellido Gaetjens. Costa Rica, primero en la ronda eliminatoria de la Concacaf, parece condenado a ser el ‘patito goleado’ de la llave. El grupo E, parecía asequible para Francia, pero la lesión de Ribery, líder y conductor natural, aminora bastante su potencial. Sin embargo, igual tiene equipo para pasar la siguiente etapa. Si bien Suiza acabó la ronda eliminatoria invicta y cuenta con un plantel bastante parejo, como sudaca me la juego por Ecuador, equipo aguerrido que no se achica ante ningún rival. Ojo que Honduras, el cuarto equipo de la llave, es un equipo chico con las mismas cualidades que Ecuador. El grupo F se le presenta fácil para la Argentina de Messi y Di María —los gauchos siempre tienen suerte en la primera ronda— y desmereciendo el momento actual de Nigeria —no creo en Irán ni de broma— la debutante Bosnia-Herzegovina de Dzeko debe ser su acompañante. El grupo G no será el grupo de la muerte, pero sí el de la agonía. A pesar de la lamentable lesión de Reus, Alemania es el más fuerte y sigue siendo junto con España y Holanda, los candidatos europeos más serios para alcanzar el título. Portugal con las bajas de Pepe y Meirelles disminuye su accionar considerablemente.Sus posibilidades giran básicamente en cómo llegará Cristiano Ronaldo a esta instancia. Ghana, cuartofinalista en la edición anterior, con Essien y Boateng, nos parece el mejor equipo africano del momento. Pueden malograrle el favoritismo a CR7. Estados Unidos —que no convocó a Donovan— se presenta también como un duro escollo. El grupo H concentra su atención en Bélgica, una selección de segundo nivel en el concierto europeo pero que llega a Brasil con una expectativa bien ganada. Corea del Sur —que ha clasificado a su séptimo mundial consecutivo— debe ser el mejor equipo de Asia, Rusia, anfitrión del próximo torneo, llega con su mejor plantel post perestroika —y con rebrotes de Guerra Fría tras los incidentes en Crimea y Donetsk— pero me juego mis cartas por Argelia, país que tras sus aceptables presentaciones en las Copas del Mundo anteriores, merecen históricamente inscribir su nombre en Octavos.
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