martes, 29 de marzo de 2011

revoluciones del siglo XXI

La caída de Ben Alí en Túnez en enero pasado son una prueba del poder ilimitado de la comunicación en redes sociales. La rebelión que en menos de un mes tiró por los suelos un régimen dictatorial, sólidamente asentado desde 1987, siguió el siguiente itinerario:

UNO Mohamed Buazizi, joven vendedor ambulante de la ciudad de Sidi Buzid, se suicida —se inmola— como respuesta a la humillación cotidiana a la que se veía sometido por la policía local. DOS El paro juvenil —que en Túnez rebasa el 40%— incita a los jóvenes a protestar por las calles de Sidi Buzid. Lahsin Naji es uno de los que grita: “¡Basta de miseria, basta de paro!” antes de electrocutarse colgado de un cable de alta tensión. TRES La policía reprime con brutalidad las manifestaciones espontáneas. Las imágenes quedan registradas por videocámaras y teléfonos celulares y se difunden por las redes sociales. El movimiento se amplifica en todo Túnez y repercute en otras naciones de la esfera árabe. CUATRO Un medio de comunicación no controlado por el Gobierno —Al Jazeera en este caso— informan y retransmiten las imágenes y mensajes colgados en YouTube y otras webs. CINCO Conforme se difunde la protesta, las redes móviles —SMS, Twitter, Facebook— se activan y se establece un sistema de comunicación y organización sin centro y sin líderes, que funciona con suma eficiencia, desbordando la censura y la represión. SEIS Se difunde en las redes un videoclip del rapero Ben Amor El General que alienta a la masa juvenil a salir a protestar. Muestra inequívoca de que el nuevo poder popular radica en la conexión e inmediatez entre la juventud y la cultura de Internet. En Túnez, como en otros países musulmanes, la mitad de la población tiene menos de veinticinco años. SIETE El Gobierno —recién despabilado— pone en marcha al ciberguerra y la censura en Internet, borrando la información en Facebook y bloqueando los blogs y web sites de varios activistas. Sin embargo, desencadenado el oleaje internauta, luego es imposible poderlo detener. OCHO Tras llegar a la cifra de setenta y dos muertos, los jefes de la milicia se niegan a obedecer la orden de disparar y el Ejército se interpone a la policía política del régimen. NUEVE La televisión satelital, que goza de la mitad de la audiencia frente a las televisoras controladas por el Estado, empieza a propalar reportajes especiales, en especial Al Jazeera, aunándose la BBC en árabe, France 24, Al Hiwar y otras. Todo el mundo árabe vuelca su atención hacia esta minúscula nación norafricana. La revuelta pasa a ser conocida como ‘La Revolución de los Jazmines’. DIEZ Al Jazeera crea un sistema interactivo con la información difundida por Internet por los propios ciudadanos, usándolos como fuente documental y también organizando grupos en Facebook, transmitiendo directamente a los celulares de forma gratuita. Emerge un nuevo sistema de comunicación de masas constituido por una mezcla interactiva y multimodal entre televisión, Internet, radio y plataformas de comunicación móvil. ONCE Ante la magnitud de la protesta, Ben Alí abandona el país y se refugia en Arabia Saudita. El gobierno queda en manos del Ejército.

La comunicación del futuro es utilizada en las revoluciones del presente, generándose de manera espontánea, sin estrategias definidas, con ausencia de líderes, por simple indignación popular. En el caso de Túnez, miles de jóvenes se movilizaron, dispuestos a arriesgar sus vidas, en contra de la profunda corrupción a cargo de la familia y los aliados de Ben Alí, quienes controlaban la mitad de las grandes empresas del país.

Lo de Túnez es una muestra de cómo se van a suscitar las rebeliones del mañana. Sus efectos colaterales se extendieron a Egipto, ocasionando la caída de Hosni Mubarak en febrero y ahora tambalean los regímenes autocráticos de Yemen, Libia, Siria, Argelia y Bahrein.

Gracias a las redes virtuales, la juventud árabe comienza a respirar el aroma de la libertad, como seguro lo harán también la muchachada de Irán, nación que cuenta con el tercer mayor número de bloggeros a nivel mundial. La Revolución de los Jazmines podría florecer cuando uno menos lo piense en Cuba, Corea del Norte y, por que no, en China.   

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