carne de fieras

Carne de Fieras es una película extraña, tanto por algunas escenas subidas de tono para su época como por las circunstancias en la que fue rodada. La trama es bastante flojita, un melodrama convencional sin grandes requiebros, donde un pugilista adopta a un niño huérfano tras salvarlo de morir ahogado. Este percance le permite conocer a una enigmática artista francesa a quien irá a ver luego de sorprender a su mujer poniéndole los cuernos en su propia casa. El espectáculo consiste en que la chica danza prácticamente desnuda en una jaula repleta de leones, a los que un domador celoso controla a latigazos. Ambos se enamoran. El pugilista recibe un golpe feroz en la cabeza propinado por el ayudante del domador, interpretado por el propio director de la ‘pela’ —que a estas alturas ya se parece a Something About Mary—. Esclarecido el delito, la pareja decide matrimonearse y la niña renuncia a seguir exhibiéndose en pelotas.

Carne de Fieras se salva del olvido sólo por los bailes en topless e hilo dental de Marlène Grey, quien no era actriz sino bailarina, acorde a Josephine Baker y otras vedettes francesas de la época, gustosas de mostrarse sobre el escenario como Dios las trajo al mundo. Arturo Carballo, productor de la película, vio el espectáculo de la fémina y los leones y decidió agregarle un argumento folletinesco. Sorprende, sin embargo, el desenfado con que los desnudos son mostrados, sin intenciones de caer en lo erótico o los cortos pornográficos (género blue) exhibidos en circuitos clandestinos, más bien se buscar ofrecer un producto para el gran público, acaso apto para todos, como que vemos en primera fila al chiquillo salvado de las aguas deleitándose con las muy buenas gomas de la Grey.   

El otro atractivo son los entretelones del mismo rodaje y su post producción, los que con el tiempo la hicieron acreedora de la reputación de filme ‘maldito’. Carne de Fieras fue filmada entre Julio y agosto de 1936, en plena Guerra Civil Española. Culminado el rodaje, el productor tuvo que esperar hasta el armisticio para intentar primero editar y luego distribuir la película. En esa nueva España, presa del franquismo, la censura y la represión —la del Opus Dei y el Real Madrid— sus objetivos se vieron truncos. Jamás se iba a permitir la exhibición de una cinta con desnudos y mujeres adúlteras. Carballo guardó los negativos y se olvidó del asunto. Nunca vio su película terminada.

Armand Guerra, el director, de filiación anarquista al igual que otros trabajadores de la CNT (la compañía productora), partió a Barcelona donde se vivía una Guerra civil dentro de la misma Guerra civil. Detenido por los comunistas, permanece año y medio encerrado hasta que es liberado y escapa a París donde muere, ni bien llega, víctima de un aneurisma.

La actriz catalana Tina de Jarque, intérprete de la esposa infiel, era vedette en la vida real y parece también espía de los falangistas. Cuando los republicanos se enteran de sus oscuras actividades, ella escapa con su amante, un milicano, hacia Valencia donde son capturados y posteriormente fusilados.

Marlène Grey y Georges Mark, intérprete del domador, retornaron con su show a París. Con los años surgió el rumor de que en uno de los ensayos, un león hambriento se abalanzó sobre la apetitosa bailarina y la devoró.  

Carne de Fieras permaneció guardada sin editar hasta que fue descubierta en 1992 y restaurada por la Filmoteca de Zaragoza. Fue exhibida por primera vez en el Festival de Cine de Huesca, dirigida al público en general. Era por supuesto otra España. Como diría Ana Marquesán, una de las restauradoras del filme: “La liberalidad con la que aborda el desnudo no es sino el reflejo de una mentalidad que puede hacerse extensiva a otros elementos de la cinta. Si propia urdimbre dramática presenta las relaciones sentimentales de sus protagonistas con una libertad que el cine español no conocería hasta muchos años después”.