I. Sobre los derroteros de
nuestro fútbol
Digamos sin chauvinismos que el fútbol peruano tiene tres derroteros, los dos primeros muy usuales y fortuito el tercero. El primer derrotero es la derrota absoluta, inmisericorde, sin atenuantes, por goleadas ominosas, partidos perdidos de antemano antes de disputados. Ruta usual a lo largo de nuestro recorrido. Lugar común de las selecciones peruanas en todas sus categorías y de los clubes en torneos internacionales. El segundo derrotero es el ‘nunca estuvo tan cerca’, o la gesta heroica y meritoria que sea por mala suerte, motivos mafiosos o extra futbolísticos confabularon en nuestra contra para no conseguir la victoria. En este acápite se encuentran las Olimpiadas de Berlín ’36, el Sudamericano de Buenos Aires de 1959, las finales de la Libertadores de 1972 y 1997, las eliminatorias de Francia ’98 y recientemente la sub-20 de este 2013. El tercer derrotero es el más ajeno, el de los logros obtenidos, la de las Copa Américas de 1939 y 1975, la presencia en cuatro mundiales, el campeonato del Cienciano en la Sudamericana de 2003.
II. Sobre nuestra participación
en Juventud de América
El torneo Juventud de América —antes llamado Sudamericano Juvenil— se disputa desde 1954. Perú ha participado en 25 ediciones —faltó a la de 1981 en Ecuador—. Se ubica en el puesto 7º de la tabla general con 92 puntos acumulados, fruto de 111 partidos jugados —24 ganados, 25 empatados, 62 perdidos—, 132 goles a favor y 218 en contra. La mejor ubicación ha sido el cuarto lugar (1954, 1958, 1967, 1971 y 1975). Nuestra peor, últimos (2003, 2005, 2007 y 2009). El mejor resultado: 8-0 a Venezuela en 1983. Nuestro peor: 6-0 contra Brasil en 1999. Fuimos sede en dos oportunidades (1975 y 2011). Las únicas veces que arañamos una clasificación a un mundial de la categoría ocurrieron curiosamente en tierras argentinas, en 1999 y 2013. En ambas oportunidades, el partido decisivo frente a Chile nos malogró esa posibilidad.
III. Sobre nuestra participación
en la edición 2013
en la edición 2013
Comprensiblemente por la edad que tengo, no puedo dar testimonio de las participaciones peruanas en torneos sub-20 antes de la década de 1980. Sin embargo, no creo que los resultados hayan sido muy halagüeños. Primero, porque no quedan en los anales un partido o una hazaña que haya dejado huella en el recuerdo colectivo de la hinchada. Segundo, porque quedar cuarto en una época que el fútbol colombiano, ecuatoriano, boliviano y venezolano era paupérrimo, no significa mucho mérito. Con lo anteriormente expuesto, tengo pues la osadía de afirmar que nuestra selección sub-20 de 2013 es la mejor que hemos tenido en esa categoría, muy superior en nombres y juego a la dirigida por Juan Carlos Oblitas en 1999 que, a pesar de sufrir sendas goleadas contra Brasil y Argentina, estuvo a cinco minutos de clasificar al Mundial de Nigeria al dejarse empatar 2-2 por Chile, cuando faltaban apenas cinco minutos. En 2013, Chile ha vuelto a convertirse en nuestra ‘bestia negra’ al igualarnos 1-1 y privarnos de asistir al Mundial de Turquía. Duro castigo para uno de los mejores equipos del torneo, uno de los que siempre salió a proponer tanto o más que sus rivales en los nueve partidos que disputó. A pesar de eso, sólo ganó tres partidos, empató tres y perdió también tres. De nuevo el fantasma del ‘nunca estuvo tan cerca’, donde la suerte volvió a jugar en nuestra contra. Disputar una liguilla final donde clasifican cuatro de seis, en la que no están presentes Argentina (el local) y Brasil —eliminados en la fase previa—, donde ninguno de los adversarios es nítidamente superior a nosotros y no chapar cupo, eso solamente le pasa a Perú.
IV. Sobre el técnico
Daniel Ahmed
Sin lugar a dudas el artífice de armar una selección en la que nadie creía y nos avivó una grata ilusión en este 2013 que recién comienza. A diferencia de otras selecciones peruanas sub-20, esta vez contamos con once jugadores aguerridos y sin complejos históricos, capaces de jugar de igual a igual. Un equipo con vocación ofensiva, de buscar tener siempre el balón, regalándonos grandes partidos como el 3-3 contra Uruguay —con una atajada increíble, digna de Benji de los Supercampeones, a dos tiempos—, el 2-0 frente a Brasil y el 3-2 a Ecuador. Lo censurable e incomprensible del Comando Técnico fue su sistema de rotación de jugadores sorprendiéndonos al ver quien arrancaba y quien no. También se le cuestionaron algunos cambios inexplicables como el de Hernán Hinostroza en el segundo partido contra Uruguay y que a la postre significó una derrota. Otro tema en el que pecaron de ilusos fue en lo de Max Barrios —nacido Juan Carlos Espinoza, natural de Ecuador y con 25 años en vez de los 17 que aparece su documento de identidad—, todo un escándalo que pudo costarnos la descalificación en torneos internacionales como ocurrió con México en 1990. A pesar de estos desaciertos, soy de los que apuesto por el trabajo a largo plazo, y si bien no se consiguió el objetivo de clasificar al Mundial, considero que Ahmed y compañía han demostrado oficio por lo que bien se merecen una segunda oportunidad en nuestras divisiones menores.
V. Sobre el futuro mediato
de nuestra selección
Lo que nos ha dejado esta sub-20 no son triunfos pero sí mucho entusiasmo. Se habla de que por fin tenemos una generación para recambiar a los ya desgastados Pizarro, Farfán, Vargas, Guerrero. Tomenos las cosas con frialdad. A lo largo de todos los torneos de menores continentales, olímpicos y mundiales han aparecido a nivel internacional figuras con un futuro promisorio, pero por diversos motivos muchos de ellos no se logran consolidar como futbolistas y no llegan al seleccionado de mayores. Revisen las plantillas de países como Argentina, Brasil o Uruguay campeonas o subcampeonas en diversas categorias y vean cuantos de sus jugadores han prologando su permanencia en la selección mayor, un 25% si es que soy generoso. Lo mismo puede suceder en el Perú donde la prensa y la mediocridad endiosa a jugadores, sobre todo cuando son de origen humilde y lo único que consiguen es que se mareen con la fama y con la plata, rodeándose de amigotes y vedettes. Lo mejor que les puede pasar a Hinostroza, Guarderas, Reyna, Flores y Deza —los cinco valores más altos— es irse rápido del país y madurar en algún equipo europeo de renombre. Recuerden que el fútbol peruano está poblado de futuras promesas y grandes fiascos.
1 comentarios:
ta mare, fierro, de tiempos entro a tu blog con la esperanza que no me tengas esos enumeramientos que de canciones, que de actores porno, de cantantes y huevadas, y... ¿con que le esperas a tu necia fiel a su bandera? pues con enumeramientos de fulbo, no pues, asi no juega peru, ¿ya?
aunque al menos veo que ya no tienes la mala costumbre de ir de atras para adelante en tus listas. ya ves, hasta yo puedo reconocer un punto a favor en tu chingana! mas que seya!
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