martes, 24 de septiembre de 2013

bendita primavera

No tengo idea de cuándo Trujillo se apoderó del término ‘Capital de la Eterna Primavera’. Presumo que en las primeras décadas del siglo XX, en la infancia de un viejo pero muy buen profesor de Ciencias Naturales del colegio San Juan, Jorge García Espinales, quien en 1984 nos hablaba con añoranza del clima benigno que gozaba esta ciudad en tiempos pretéritos, ya trastocados en inviernos fríos y nublados, un adelantado en temas de cambios climáticos.

No somos tampoco la única localidad en usar ese término en el Perú. Huánuco, quizá con más razón que nosotros, también se vanagloria de tener primavera eterna (o son más rimbombantes cuando manifiestan ser ‘la ciudad del mejor clima del mundo’). El primer asentamiento en adjudicarse el apelativo primaveral fue Tarragona, en tiempos de la antigua Roma. Con el transcurrir de los años, varias ciudades de América Latina se han apropiado del mismo sobrenombre por sus bondades climáticas: Medellín (Colombia), Quito (Ecuador), Caracas (Venezuela), Cochabamba (Bolivia), Arica (Chile), Cuernavaca (México), Quetzaltenango (Guatemala), etc.

Desde 1950 se celebra en Trujillo el Festival Internacional de la Primavera, que gozó de gran prestigio y apogeo hasta bien entrada la década de 1980. De allí comenzó a sufrir de una decadencia irreversible. El evento poco a poco ha ido perdiendo relevancia, coincidiendo con la valorización de otra festividad, el Concurso Nacional de Marinera, que si bien se celebra en fechas distintas, disfruta de mayor repercusión e interés nacional. Es como si la ciudad no pudiera acoger dos eventos de igual magnitud y una marca —Marinera— está en crecimiento y la otra —Primavera— se marchita.

El Festival de la Primavera de Trujillo, con todo su desencanto arrastrado, sigue siendo uno de las principales festivales primaverales en todo el orbe, que se celebran entre el 20 y 21 de marzo en el hemisferio norte y entre el 22 y 23 de septiembre en el hemisferio sur. La celebración más importante de China es la Fiesta de la Primavera donde se celebra el advenimiento del Año Nuevo, produciéndose la mayor migración humana del planeta, el ‘movimiento de primavera’, con millones de personas desplazándose a sus lugares de origen para celebrar junto a sus familiares. Vietnam celebra el Tet en fechas que coinciden con el año nuevo chino. Considerada la ‘Madre de todas las Fiestas’, todo el país se paraliza por completo una semana entera. Japón celebra el Hanami, en alusión a la tradición de observar la belleza de las flores (sakura), sobre todo de los cerezos que florecen por todo Japón. Los primeros cerezos del año florecen en Okinawa, el punto más meridional, a principios de marzo, los últimos en Hokkaido, el más septentrional, la última semana de abril. India, Nepal y Guayana celebran el Joli donde la gente se lanza polvos y agua coloreada, creyéndolo propicio para alejar las enfermedades que trae la nueva temporada. Irán y otras naciones asiáticas con influencia de la antigua cultura persa, se celebra la festividad de Noruz, el primer día de primavera, en tributo al Ahura Mazda, deidad del extinto credo zoroastriano.

En España diversas regiones reciben el equinoccio primaveral como se merece. Sevilla organiza la Feria de Abril. Córdoba el Festival de los Patios. Galicia la fiesta de Os Maios. Murcia el Desfile de las Flores. Barcelona celebra a San Jordi el 23 de abril y la costumbre obliga a un mancebo obsequiar una flor a una moza. En Budapest (Hungría) acontece el Festival Internacional de Primavera que reúne diversas actividades artísticas, destacándose la música en todos sus géneros. Rusia celebra la Másletnisa, una semana antes de la Cuaresma. En toda Escandinavia se celebra el 30 de abril la Noche de Walpurgis, festividad de origen pagano en tributo a la fertilidad. En México tenemos las fiestas de Teotihuacán que principian el 21 de marzo, destacándose, entre sus distintos eventos, el de los globos aerostáticos inundando de color el azul del cielo. En Washington D.C., celebran el Festival Nacional de los Cerezos en Flor para conmemorar el regalo que hiciera el 27 de marzo de 1912 el alcalde de Tokio de tres mil cerezos japoneses.

En Trujillo del Perú la principal actividad es y será el Corso que en un principio recorría el jirón Pizarro y circundaba la Plaza de Armas. Luego se decidió que recorriera el jirón Orbegoso en toda su extensión. En la década de 1970 se designó como ruta todo el anillo de la avenida España y, desde 2007, a causa del aglutinamiento de gente la ruta se ha ampliado a las avenidas Juan Pablo II y América Sur, finalizando en la Universidad Antenor Orrego.

La palabra ‘corso’ se utiliza en varios países de América Latina para llamar a este tipo de desfiles y comparsas —sobre todo a las de Carnaval— aunque no tengo claro de dónde proviene el origen de la palabra. Figura en el diccionario de la RAE pero ninguna de las acepciones se ajusta al pasacalle. Me animo a aventurar que viene del gentilicio de los habitantes de Córcega y como Napoleón Bonaparte es el corso más famoso, seguro a alguna de sus paradas triunfales le chantaron el sobrenombre (todo esto, por supuesto, es especulación).

Sobre nuestro corso primaveral tengo poco que decir. Sigue siendo el espectáculo popular más esperado del año, a pesar que siempre escucho la misma cantaleta: “cada edición es más pobre que la anterior”. Personalmente no he visto uno en veinte años, ni siquiera por televisión. El corso que organiza supermercados Wong en Miraflores para Fiestas Patrias es mucho mejor en fausto y presupuesto.
 
Pienso que para volverse a enganchar a la ciudadanía con el Festival —el programa de actividades dura dos semanas— se deben ofrecer alternativas para todos los gustos y sabores como lo hubo en el pasado, con presentaciones de artistas famosos, eventos culturales (cine, teatro, pintura, danzas, etc.), peñas en las calles, ferias gastronómicas, etc.; algo que vaya más allá de fiestas sociales, reinas radiantes y waripoleras con prototipo de Barbie. Creo que los organizadores están en la capacidad de ofrecer mucho más, como dicen los ancianos se hacía en décadas pasadas. Es una empresa difícil pero no imposible que la Primavera en Trujillo vuelva a florecer.    
 

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